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CRÍMENES QUE MARCARON ESPAÑA
El caso del Hombre sin Cadáveres

El caso del Hombre sin Cadáveres q6vi

30/5/2025 · 16:37
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CRÍMENES QUE MARCARON ESPAÑA

Descripción de El caso del Hombre sin Cadáveres 406p4w

Tarragona, 1988. Un tren destroza un cuerpo en la noche. Suicidio, dicen. Pero las mentiras tienen un nombre: Ramón Laso. Veinte años después, dos personas desaparecen. No hay sangre, ni cuerpos. Solo un hombre, con una coartada perfecta. Adéntrate en Crímenes que marcaron España y descubre un caso que cambió la justicia. ¿Qué escondió Laso? Escucha, y desentierra la verdad. 4x3mx

Lee el podcast de El caso del Hombre sin Cadáveres

Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

Bajo un cielo negro, un tren aulla en la aldea, Tarragona.

Es medianoche, las vías tiemblan, algo yace en la oscuridad, destrozado.

Un suicidio, dicen, pero las sombras mienten.

Veinte años después, en el Spallaresos, dos personas se desvanecen.

No hay cuerpos, no hay sangre, sólo un hombre, con una sonrisa helada, tejiendo coartadas.

Su nombre, Ramón Lasso.

Otro vidas apagadas, un rastro de engaños, una justicia que tuvo que aprender a cazar sin cadáveres.

Esto es, Crímenes que marcaron España.

Hoy, el caso del hombre sin cadáveres.

Detrás de los hechos, conozcamos las personas clave de este relato.

Ramón Lasso Moreno, nacido en Jaén, en 1955, llegó a Tarragona siendo adolescente.

A los catorce años ya trabajaba, aprendiendo a moverse en los márgenes.

Fue sepulturero, mecánico, barman y proxeneta.

Su historial laboral es una sucesión de fachadas.

Su rostro, de expresión serena, esconde una mente calculadora.

Encantador, servicial, con una voz pausada que inspira confianza, supo siempre disfrazar la amenaza.

En 1988, era un hombre joven y carismático.

En 2009, a los cincuenta y cuatro años, era ya un experto manipulador.

Servía copas en el Spallaresos, mientras trazaba su crimen más elaborado.

Para él, las personas eran piezas en un tablero, y él, el único jugador.

Dolores Camacho, Lolita, veinticinco años, en 1988, primera esposa de Ramón Lasso.

Tenía una personalidad fuerte, decidida y una risa que contagiaba.

Juntos regentaban un burdel en la aldea, donde ella se encargaba de la istración.

Pero al descubrir las infidelidades y el carácter violento de Ramón, quiso separarse.

Su rebeldía fue su condena.

Murió atropellada por un tren, supuestamente, mientras paseaba sola por las vías.

Lasso simuló dolor.

La versión oficial habló de suicidio, pero los peritos ferroviarios sospecharon.

El cuerpo estaba colocado, no proyectado.

Nadie lo probó.

Años después, esas dudas volverían con fuerza.

Daniel Lasso Camacho, seis años, hijo de Ramón y Lolita, alegre, travieso, confiaba ciegamente en su padre.

En 1989, un año después de la muerte de su madre, murió calcinado dentro del coche familiar.

Lasso declaró que el coche se incendió, por un fallo eléctrico, mientras fue a buscar ayuda.

Nunca gritó, ni intentó romper el cristal.

Daniel murió dormido.

Los forenses no hallaron marcas de movimiento.

La policía archivó el caso.

Ramón cobró el seguro y siguió con su vida.

Julia Lamas, portera de finca, alrededor de 50 años en 2009.

Hermana de Mercedes, se casó con Ramón, sin conocer su pasado.

Llevaba una vida tranquila, dedicada a su trabajo y a su familia.

El 27 de marzo de 2009 subió a la furgoneta de su esposo.

Nunca regresó.

Lasso denunció su desaparición, fingió desesperación y mostró mensajes falsos, para justificar que se había fugado con otro hombre.

Julia no dejó rastro, ni una llamada, ni una pista.

Sólo el silencio.

Maurice Yvonne, cuñado de Ramón, casado con Mercedes, hombre reservado, afectado por la depresión y problemas de salud.

Aquel mismo 27 de marzo de 2009, visitó a Lasso en su huerto.

Desapareció sin dejar rastro.

Su coche apareció aparcado, junto a la estación de tren.

Lasso dijo que se había suicidado, por problemas personales.

Pero el cuerpo nunca apareció.

La coincidencia temporal, con la desaparición de Julia, encendió las alarmas.

Mercedes Lamas, hermana de Julia, esposa de Maurice, cercana a Lasso, con quien inició una relación amorosa, después de la desaparición de sus respectivos cónyuges.

Pero cuando quiso romper con él, sufrió amenazas.

En 2010, tras recibir mensajes y comportamientos que la aterraron, se armó de valor y denunció.

Fue la primera en romper el círculo de silencio.

Su testimonio abrió el caso.

Su intuición salvó vidas.

Así ocurrió, crónica de los hechos.

La aldea, 9 de junio de 1988.

La noche cae densa sobre los arrozales del delta del Ebro.

La luna se despega.

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