Capítulo 40: Tyrion 93p5k

Sirio la cerda era más dócil que algunos caballos que había montado paciente de paso seguro aceptó tirón con un débil gruñido cuando se les subía lomo y se quedó inmóvil mientras se alzaba el escudo y la lanza pero cuando tomó las riendas si le golpeó los costados con los salones se puso en marcha al instante la llamaban bonita para cortar su nombre completo cerdita bonita y le habían entrenado para llevar silla y rindas desde que era una lechona la armadura de madera pintada tableta o cuando bonita toto por la cubierta un tenido la sexy las corrientes de sudor acre y una gruesa gota le corría por la cicatriz bajo el enorme yelmo pero durante un absurdo instante casi se sintió como jaime cuando entraba en el campo de justas con la lanza en la mano y la armadura dorada resplandece siente al sol cuando empezaron las carcajadas esfumó el sueño no era ningún campeón sino un enano montado en un cerdo y con un palo en la mano que hacía cabriolas para matar el aburrimiento de unos marineros atiborrados errónea con la esperanza de ponerlos mejor humor en el infierno su padre estaría echando humo y muerto de risa tiene un octavo sus ojos fríos y muertos clavados en aquella farsa tan a habidos como los de la tripulación de la ley story cobran frente a él su rival pene y va montado en el gran perro gris y blanco y ante ella una lanza de rayas que se balancea va como si estuviera borracha mientras el animal trataba por la cubierta llevaba escudo y armaduras rojos aunque la pintura estaba desmayé aires cascarilla da la armadura de un era azul no la mía no nace céntimo mía no por favor tiene un golpe a las trancas de bonita con los talones para que cargar entre los gritos y reclamaciones de los marineros no habría sabido decir si lo animaba no se burlaban de él aunque intuía que era lo segundo como me deje convencer para participar en esta pantomima lo malo que conocía muy bien la respuesta el barco llevaba doce días flotando inmóvil en el golfo de las penas la tripulación estaba de muy mal humor y empeorar haría cuando se acostara el ron el número de horas que se podían dedicará remendar velas calafate galletas y pescar tenía un límite llora mormones ya había oído comentarios sobre cómo les había fallado la suerte del enano el cocinero sería afrontando la cabeza de cuando en cuando con la esperanza de que se quitarán los vientos pero los demás habían empezado lanzarle miradas asesinas siempre que se cruzaban con el y le había la peor parte ya que el cocinero había difundido el rumor de que para recuperar la suerte tenían que estrujar una teta de enana también empezó a llamar toxina a ser cita bonita broma que había tenido mucha más gracia en los labios tirón tenemos que hacernos reír le había dicho y su aplicantes tenemos que conseguir que se aprecian si les ofrecemos un espectáculo se les pasará por favor mi señor y sin saber cómo cuándo ni por qué había accedido debió de ser el ron el vino del capitán fue lo primero que se terminó y tiene un la mister había descubierto que emborracharse con ron era mucho más rápido así llegó a encontrarse embutido en la armadura de madera pintada de céntimo a lomos de la cerdo de céntimo mientras la hermana de sentimos lo instruyó sobre los detalles más sutiles del arte de las justas simulados con el que se habían ganado el pan y la sal aquello tenía un toque de deliciosa ironía sobre todo porque tiene un había estado a punto de morir por negarse cabalgar al perro para diversión de su retorcido sobrino por desgracia a lomos de la cerda le costaba apreciar debidamente lo divertido de la situación la lanza de pene y bajo justo a tiempo para que la punta roma le rosada el hombro la un que se me incontrolable chocó estrepitosa mente contra el borde del escudo de la gana que consiguió mantener el equilibrio el como estaba previsto lo perdió más fácil que caer de un cerdo aunque caer de que el cerdo en concreto era más difícil de lo que parecía tener un recordó las lecciones y se hizo una bola al caer pero aun así golpeó contra la cubierta con violencia y se mordió una lengua con tanta fuerza que no todo el sabor de la sangre se sintió como si volviera a tener doce años y estuviera dando volteretas laterales por la mesa de la cena en el salón principal de roca castas por aquel entonces su tío joyería un estaba cerca para lavar sus esfuerzos allí sólo contaba con marineros ariscos sus risas se le antoja son escasas y forzadas comparadas con las olas de carcajadas con que habían cogido las cabriolas sesenta y muy pen y durante el banquete nupcial de fui hasta hubo algunos que silbaba