La Base 5x140 | Israel ocupa el Festival de Eurovisión 3o2o5t

A pocos minutos de que comenzase la final, cientos de manifestantes pro-Palestina trataron de hacer todo el ruido que se intentó silenciar dentro. La policía cargó contra algunos de ellos.

Durante la actuación en algunos momentos se escucharon abucheos y se vieron banderas palestinas.

Al menos dos personas trataron de subir al escenario.

Ahora Israel.

Una propuesta que tuvo un éxito aplastante en el televoto.

¡Wow! ¡Qué récord de televoto! Se llevó la máxima puntuación con 297 puntos.

Entre ellos, la nuestra.

Y 12 para Israel.

España dio 12 puntos a la propuesta israelí.

La candidatura de Israel no cuenta solo con el respaldo de la audiencia.

El año pasado su gobierno confirmó la gran inversión que realizó para aumentar el televoto.

El principal tema político de conversación este fin de semana en España ha sido el Festival de Eurovisión y la participación de Israel en el mismo.

Si tenemos en cuenta que la final, celebrada en la noche del sábado, tuvo más de un 50% de ser y fue vista por más de 6 millones de personas, en nuestro país no se puede pensar que nos encontremos ante un hecho secundario y debemos rechazar de plano las afirmaciones de aquellos que defienden que no se puede dar categoría política a un festival musical.

Los propios llamamientos de la organización para circunscribir el evento al ámbito apolítico son profundamente contradictorios con la motivación misma detrás de la creación de Eurovisión en 1956.

Con la Segunda Guerra Mundial todavía en la memoria reciente de Europa, entonces la Unión Europea de Radiodifusión decidió crear el festival con dos objetivos políticos muy claros.

Cohesionar al continente a través de la música y la cultura y mantener al mismo tiempo una vitrina ideológica impulsada desde el bloque occidental como parte de una estrategia de influencia cultural frente al socialismo soviético.

Pero si Eurovisión siempre ha sido un festival que se ha usado para hacer política, en 2025 lo es todavía más.

Si recordamos que Rusia ha sido excluida por haber invadido Ucrania en violación del derecho internacional, la amenaza que ha lanzado la UER a televisión española por haber mencionado el número de víctimas de Gaza durante la presentación de la canción israelí basándose en el supuesto carácter apolítico del evento supone directamente un insulto a la inteligencia.

Si el festival ha decidido prohibir que participe Rusia al mismo tiempo que permite que participe Israel, es precisamente porque sus organizadores están actuando políticamente.

Es evidente que este evidente carácter político fue reconocido también por televisión española cuando decidió publicar unos segundos antes de comenzar la final de este domingo un escuoto mensajito en letras blancas sobre fondo negro que rezaba «Frente a los derechos humanos, el silencio no es una opción, paz y justicia para Palestina».

Siempre atenta a los escenarios relevantes de la batalla cultural, una tal Isabel Díaz Ayuso contestó en equis pidiendo a televisión española que dijera algo del terrorismo o de la ejecución o encarcelación a homosexuales en países musulmanes.

Teniendo en cuenta que, en estricto ámbito musical, la canción de la representante de Israel no se podía situar objetivamente entre las mejores de la final, es asimismo obvio que todas las personas que en España mandaron millares de mensajes para conseguir que Israel recibiera los 12 puntos españoles también lo estaban haciendo obviamente por un motivo político, el mismo motivo que llevó a varios cargos y escargos públicos del PP y de Vox a pedir el voto para un país genocida.

Si Eurovisión fuese verdaderamente un evento apolítico, como argumentan desde estos mismos espacios para intentar acallar las críticas al peor genocidio del siglo XXI, entonces ni ellos habrían pedido el voto ni sus seguidores habrían votado por Israel.

Todo esto es evidente desde cualquier análisis mínimamente objetivo de la realidad y por eso es probable que Televisión Española haya decidido levantar la voz, aunque sea mínimamente.

Sin embargo, y al mismo tiempo, debemos criticar que la Televisión Pública pagada con los impuestos de todos los ciudadanos no haya hecho algo más.

En un país en el que una mayoría de la población vea aborrecible la limpieza étnica que Israel está llevando a cabo en la Franja de Gaza, lo mínimo es que la Televisión Pública levante un dedo y diga esta boca es mía, pero con eso no alcanza.

Lo que tendría que haber hecho Televisión Española es un boicot en toda regla.

Entendemos que eso habría supuesto renunciar a uno de los programas más vistos de todo el año con todo lo que ello supone a nivel económico y de proyección, pero también una medida como esa habría situado a nuestra Televisión Pública en la vanguardia mundial de la lucha contra el genocidio.

En los años que vienen.