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La Tierra de Nod
El barco negrero

El barco negrero 1x517

21/2/2025 · 36:49
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La Tierra de Nod

Descripción de El barco negrero 2u3g9

Relato ficcionado propio que intenta acercar al oyente, a la realidad aberrante del transporte y trata de esclavos en el siglo XIX desde las costas africanas a través del Atlántico hasta su llegada a costas americanas. Haciendo hincapié en los ritos religiosos africanos, como el candomblé o el vudú, y entroncando con las creencias del paso al más allá. Una visión del trance para alcanzar otro plano existencial, llegando incluso a aportar ciertas similitudes con mitos bíblico tradicionales como "el diluvio universal" o el "arca de Noé" . Espero que lo disfruten, y recomendar su escucha con auriculares para una mayor inmersión. 1j113j

Lee el podcast de El barco negrero

Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

Fui repudiado en mi aldea. La necesidad del joven cuando tiene hambre, devino en el robo de un lechón al jefe tribal del poblado vecino, para saciar lo que entonces consideraba una necesidad. Por aquel entonces, una manera de pagar por la estulticia era entregar al infractor a las leyes imperantes de los extranjeros, y así abonar la cuota de mano de obra que ricos y poderosos colonos habían impuesto a las aldeas. Era esto, o tomar por la fuerza individuos jóvenes de los poblados, sin tener miramientos de a quien o sin un porqué más allá de las normas de los poderosos. Un trato que por el bien común, que cualquier jefe, santero o líder espiritual aldeano, no se atrevería a discutir.

Así fui recluido, y pasada la primera semana, los vecinos y sus hijos más pequeños, llevados por sus madres, se despidieron uno a uno de las personas que estábamos en la casona de encarcelamiento, habilitada por las aldeas de la zona. La mayoría de los que estaban a mi lado, habían sido capturados de forma vil, ya que en sus aldeas se había plantado cara y se habían defendido del extranjero. Los menos eran como yo, desgraciados pagando condena y expulsados del poblado por los propios vecinos. La gente permanecía en silencio la mayor parte del tiempo, y de vez en cuando se podían oír diferentes dialectos o hablas para mí inentendibles, lo que me hacía pensar que algunos de ellos venían de muy lejos.

El ruido de los grilletes, el tintineo de las cadenas y las toses por el día y los ronquidos por la noche, era todo lo que se oía, y todos tenían en común una mirada perdida, de miedo, de angustia, de pánico, y yo no era menos. Era habitual que nuestros conocidos se pasaran hasta donde los guardias les dejaban para un intento de último adiós, y otros por la mera curiosidad del que se sabe a salvo por ahora, de estar en nuestro lugar. De hecho, era habitual que los guardias hablaran distendidamente con unos pocos, supongo que serían colaboradores, o incluso informadores. Al día siguiente comenzamos realmente la obligación, o sea, el conjunto de ritos que componen la parte principal del ritual de iniciación. Nuestras deudas, nuestros delitos o simplemente las ofrendas al extranjero como mal menor a la comunidad, llevaba aparejada siempre la espiritualidad.

Al fin y al cabo estábamos de pasada en esta vida, pero el fin sería el mismo, la cercanía a nuestros orishas si cumplíamos ante lo pactado, si cumplíamos nuestro deber hacia con ellos. Mi deber como vecino lo había traicionado, era hora de expiar mis miserias. A partir de ese momento en el que somos recluidos, los Yao cortamos los lazos con nuestra vida anterior, por eso nos despedimos de todos los conocidos. Fui andando despacio, mirando el piso, encadenado. Delante de cada persona me agaché y tomé la bendición. Los vecinos entonces respondieron bendiciéndome y deseándome buen viaje. Que los orishas te acompañen. La Yao es la novia del orisha y para recibirlo vas a hacer un largo viaje del cual nunca más retornarás.

Las Yaos dejáis de ser llamadas por vuestro nombre de bautizo.

Después de la despedida, cada orisha personal se manifiesta con un nombre, que solo es conocido por el país de santo. Una simple mención al oído del hijo provoca que éste sea poseído por su orisha. Después...

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