Alguien Esconde Algo- Abandonada 1m3q

La mujer que llamó a emergencias sonaba histérica y alterada.

Le habían disparado y había muerto.

Tenía varias lesiones por todo el cuerpo.

Había perdido mucha sangre.

No tenían ni idea de quién querría asesinarlo.

Te preguntas, ¿quién se beneficia? ¿Quién gana con esto? Puede que hubiera un par de clientes que no estuvieran contentos con él y que quisieran matarlo.

Se gastaba dinero en ella, en regalos lujosos y en llevarla a sitios caros.

Era agresiva emocional y verbalmente.

Sentía muchos celos y pensaba que la iba a abandonar.

No pudo hacer nada para evitarlo.

Nos llamó y nos dijo que estaba escondiendo algo.

Fue un punto de inflexión.

Cuando los asesinatos son difíciles de resolver y las pistas se enfrían, solo una cosa anima a los agentes de policía a seguir adelante, saber que alguien esconde algo.

¿Pero quién tiene la pista crucial que condenará al asesino? ¿Alguien esconde algo? Abandonada.

En la soleada San Diego se encuentra Rolando, un barrio rico y tranquilo que le debe su nombre a sus maravillosas colinas.

San Diego me encanta, he vivido aquí casi toda mi vida.

El tiempo siempre acompaña.

Tenemos buenas playas y muchos restaurantes.

Rolando es uno de los barrios más antiguos de San Diego y tiene unas calles serpenteantes muy empinadas, por lo que hay unas escaleritas de cemento que hacen la función de pasarelas entre las calles para que la gente no tenga que caminar toda la colina arriba y abajo.

Es un barrio tranquilo, de clase media alta, donde no suceden muchos crímenes.

Pero el 19 de julio de 2007, la violencia rompe esa tranquilidad.

Cuatro disparos resuenan en una de las casas de Rolando.

La mujer que llamó a emergencias sonaba histérica y alterada.

Según nos informaron, se había producido un robo con allanamiento de morada y el intruso estaba enmascarado y algo había salido mal en el robo.

Había una víctima a la que había disparado y había muerto.

Los agentes encuentran en el salón de la casa a Tim McNeil, de 63 años, muerto sobre el suelo.

Su hijastra de 17, Bray Jensen, tiembla en una esquina.

Bray tenía las manos atadas por detrás de la espalda con una brida.

Estaba alterada, pero no tenía lesiones.

El agente de la policía de San Diego, J.C. Smith, acude a la escena del crimen.

No parecía que hubieran saqueado la casa.

Vi a Tim McNeil tumbado sobre un charco de sangre.

Tenía una brida en una muñeca y la otra se había soltado.

Tenía lesiones por todo el cuerpo.

Había perdido mucha sangre.

Le habían disparado en la cadera.

Tenía una herida en la cara y le habían disparado en la cabeza.

La policía averigua más sobre la víctima, Tim McNeil.

Tim era abogado matrimonial e, irónicamente, de defensa criminal.

Tras divorciarse de su primera mujer, con la que tuvo una hija, Tim volvió a casarse con Doreen Jensen, que tenía dos, Bray y su hermano mayor, Nathan.

Tim McNeil era el abogado del divorcio de la madre de Nathan y Bray, Doreen.

Y empezaron a salir mientras trabajaba para ella.

Luego se casaron cuando Nathan y Bray eran muy jóvenes, de cuatro y seis años.

Se mudaron a esa casa y empezaron a vivir todos juntos.

De vuelta en comisaría, la policía es optimista respecto a encontrar algunas pruebas.

Que tuviéramos a un atestigo en este caso era importante.

Lo era todo.

Bray había visto al intruso.

Lo había presenciado todo y pudo darnos detalles exactos de lo que había pasado.

El crimen se había producido el día después del cumpleaños de Tim.

El plan que tenían era que Tim McNeil iba a salir del trabajo pronto para poder salir a almorzar y celebrar su cumpleaños.

Hacía un día espectacular así que Bray salió a dar una vuelta hasta que su padre llegara a casa y pudieran comer juntos.

Bray le cuenta a la policía que cuando volvió a casa no tenía ni idea de que estaba volviendo.