Aferrado a los clásicos. Las fieras cebadas de Kumaon (Jim Corbett) 352666

Hola, bienvenidos a Real y Ficción. Mi nombre es Héctor y soy escritor. No youtuber, no tiktoker, ni influencer. Voy a romper un esquema. Voy a hablar de una obra que no es de ficción, pero al decir esto no estoy diciendo toda la verdad y lo voy a explicar más adelante.

Se trata del libro Las Fieras Cebadas de Cumaón, Man Eaters of Cumaón, del escritor indobritánico Jim Corbett. Un tigre cebado se ha visto obligado por la fuerza de las circunstancias más allá de su instinto a adoptar una alimentación ajena a él. La fuerza de las circunstancias se refiere en nueve de cada diez casos, las heridas y en el décimo caso la vejer. La herida que ha hecho que un tigre en particular se dedique a comer carne humana puede ser el resultado de un disparo negligente y de no haber seguido y recuperado al animal herido o el resultado de que el tigre haya perdido la calma al matar a un puerco espín. Los seres humanos no son la presa natural de los tigres y sólo cuando han quedado incapacitados por las heridas o la vejez se ven obligados para vivir a alimentarse de carne humana. En la biblioteca del disidente hago un recuento de muchos de los libros que instituyeron mi profesión como escritor.

Describo allí varias etapas de esas lecturas en función de la edad que tenía y el entorno que lo marcó. Una de ellas la llamo la de los empollones, que se suele decir así en España aunque en Cuba lo llamamos de otra forma, donde es una etapa donde amigos adolescentes con intereses de lectura comunes pues nos compartíamos libros de todo tipo, desde los mundos futuristas y filosóficos de Isaac Asimov hasta las peculiares aventuras de Rudyard Kipling o de Mark Twain. Fue en estos años de revolución hormonal e intelectual donde descubrí las fieras cebadas de Kumaon. El libro que yo leí era una edición cubana, no se llamaba las fieras cebadas sino las fieras de Kumaon, pero en cualquier caso el original se llama comedores de hombres de Kumaon. La obra es del escritor como le decía indogritánico Jim Corr.

Es muy probable que por mi cuenta, por mi propia cuenta, no hubiera yo descubierto las aventuras del naturalista y cazador indio de origen irlandés, la odisea de un ser humano impidiendo que fieras cebadas o es decir antropófagas atacaran a poblaciones humanas en India. Me llegaron gracias a un amigo que usualmente practicaba la caza con su padre y ya conocía los testimonios del escritor. Con dudas me introduje en las páginas de este testimonio y me quedé deslumbrado por todo lo que allí se contaba. Jim Corbett, que su nombre real, su nombre de nacimiento es Edward James Corbett, nació en 1875 en Nainital, al pie del Himalaya, cuando la India era una provincia más del imperio británico. Creció explorando los bosques de su país en una profunda conexión con la tierra, la selva, los bosques, desarrollando una marcada comprensión de la fauna y la flora local, lo que lo llevó a ser un gran defensor y protector de todo lo que es toda la selva y sus misterios.

Conocía de armas y precisamente por la vida que llevaba en la selva y era un gran experto cazador. Estuvo en la primera guerra mundial donde afianzó sus conocimientos de rastreo y uso de armamento. A lo largo de su vida fue testigo de numerosos ataques de grandes felinos a poblaciones humanas alrededor de donde él vivía en Kumaon, en la India, lo que llevó a involucrarse en la caza de estos animales para proteger a las comunidades afectadas y de paso evitar la persecución y eliminación indiscriminada de todos los ejemplares de una misma especie. Cuando alguien, un tigre atacaba o un leopardo atacaba a una población, los cazaban a todos. Él no, él lo rastreaba y daba con el primero. Y claro, esto pasaba con tigres o leopardos que se convertían en devoradores de hombres durante la guerra.