227. No expresar tus emociones tiene un precio (y lo estás pagando) 35406w

Hablemos de algo tan importante como las emociones cuando no las expresamos.

Porque el miedo no expresado genera ansiedad, la rabia no expresada genera resentimiento, la angustia que no se expresa genera desesperanza, la tristeza que no sale genera melancolía, la culpa no expresada genera comportamientos de autosabotaje, el amor no expresado genera vacío, la iración no expresada genera envidia.

Cada emoción o sentimiento no expresado tiende a transformarse en una manifestación interna que si no gestionamos va a afectar a nuestra salud emocional, mental y física.

El silencio de tus emociones es como una orquesta que guarda sus instrumentos.

La música sigue existiendo pero se transforma en un eco distorsionado que resuena hacia adentro.

Teóricamente aquello que callamos no desaparece sino que se disfraza, el miedo se viste de ansiedad, la rabia se disfraza de resentimiento, el amor se esconde tras el vacío.

Es como intentar contener el océano en un vaso de agua, tarde o temprano desbordará.

Por eso el verdadero acto de valentía no está en ser fuerte y tragar sino en ser auténtico y expresar adecuadamente, no en resistir sino en fluir, no en callar sino en transformar el silencio en música para tu vida y para los demás, porque al final no somos lo que guardamos, somos lo que expresamos y esa es una verdad que resuena en cada célula de nuestro ser.

Porque biológicamente la expresión emocional libera hormonas beneficiosas, reduce el cortisol, la hormona del estrés, fortalece nuestro sistema inmunológico, además cuando no nos tragamos nada tendemos a dormir mejor y a digerir mejor, además rompemos el ciclo de la rumiación mental, del ruido mental y eso previene la depresión y la ansiedad, aumenta nuestra claridad e incluso podemos desarrollar nuestra inteligencia emocional al expresarnos bien.

En las relaciones crea vínculos más auténticos, inspira a otros a ser más vulnerables y genera conexiones mucho más profundas e íntimas y sobre todo evita malos entendidos.

Y además creativamente nos volvemos más creativos cuando expresamos, podemos innovar y crecer, transformar el dolor en arte, convertir la experiencia en sabiduría.

En definitiva expresar es como abrir las ventanas de una habitación cerrada, el aire viciado y contaminado sale, el aire fresco entra y todo cobra una vida nueva.

No expresarse es como vivir en una asfixia emocional, mientras que expresarse es permitirse respirar plenamente, es liberar el peso invisible que cargamos en silencio, es permitir que nuestra voz interior dance con el mundo, dejar que las lágrimas limpien el alma, es dar permiso a la risa para que cure las heridas, es soltar el nudo de la garganta que guarda grandes verdades que no hemos soltado.

El aire fresco de la autenticidad entra, el polvo de los miedos sale, la luz de la verdad ilumina los rincones oscuros y los fantasmas del que dirán se desvanecen.

Y entonces el autoconocimiento es inevitable, comenzamos a crecer como personas, porque las emociones calladas son prisión y las emociones expresadas son liberación.