2 de junio de 2025 4vo6u

En el evangelio de este día lunes, escuchamos que los discípulos le dijeron a Jesús, por fin hablas claro y sin parábolas. Ahora conocemos que tú lo sabes todo y no hace falta hacerte preguntas. Por eso creemos que tú has salido de Dios.

Jesús les respondió, ahora creen. Se acerca la hora y ya ha llegado en que ustedes se dispersarán cada uno por su lado y me dejarán solo. Pero no, no estoy solo porque el Padre está conmigo. Les digo esto para que encuentren la paz en mí. En el mundo tendrán que sufrir, pero tengan valor, yo he vencido al mundo.

Jesús quiere ser bien claro con sus apóstoles. No anda con misterios y les quiere anticipar qué va a ocurrir y qué deben hacer. Los discípulos después de haber compartido con él tres años y haberlo escuchado predicar y haber visto los milagros, recién ahora le dicen que creen que ha salido de Dios.

Pero esa fe parece cuestionada por Jesús. Dicen que creen, sin embargo se van a dispersar y lo van a dejar solo, aunque no quedará solo porque el Padre siempre está con él. Cuántas veces nos puede pasar también a nosotros. Le decimos a Jesús cuánto lo amamos, que somos capaces de entregar nuestra vida por él.

Lo reconocemos nuestro Señor y Maestro y tal vez a los pocos días ante una adversidad nos invade la desilusión, la desesperanza, el desgano y nos dispersamos y lo dejamos solo. Pareciera que se acaba la fe, que se termina el amor por Dios. Pero Jesús lo anticipa claramente. En el mundo estamos expuestos al sufrimiento. Hay que tener valor. Jesús ha vencido y solo en él podemos encontrar la paz. Por eso no podemos ceder a la tentación.

Ante el sufrimiento, mayor confianza en el poder de Dios, mayor empeño en la edificación del reino de Dios en la tierra.

Yo he vencido al mundo, yo sigo aquí.

Las cosas que quieren luchar conmigo.

Las cosas que quieren poseerte a ti.

Yo soy Jesús, y hoy quiero rescatar tu vida.

Y recemos juntos esta oración. Señor, conduceme de la desesperanza a la esperanza, del temor a la confianza. Condúceme del odio al amor, de la guerra a la paz. Haz que la paz colme mi corazón, llene el mundo y nuestro universo. Amén.

Y que la bendición de Dios Todopoderoso, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, los acompañe siempre.