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Descripción de El vengador sin piedad #audesc 5c4o47
Jim Douglas persigue sin tregua a cuatro hombres, dos blancos, un mestizo y un indio, que asesinaron a su esposa. Cuando, por fin, los encuentra, están en la cárcel y van a ser ahorcados al día siguiente. Mientras espera el momento de la ejecución, alguien ayuda a los presos a escapar, pero él seguirá persiguiéndolos sin descanso. 5v4f1v
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Al alba un hombre cabalga velozmente sobre un caballo negro.
Gregory Peck y Ewan Collins en El Vengador sin Piedad.
Con Stephen Boyd y Albert Salman.
Henry Silva, Kathleen Caddell, Barry Cowell, George Boscovich, Herbert Radley.
Lee Van Cleef, Andrew Dugan, Ken Scott, Gene Evans.
El cono de los niños cantores de Morelia.
Escrita por Philly Jordan. Basada en la novela de Frank Oro.
Música Leon L. Newman. Dirección Ben Harcourt. Fotografía Leon Sunroy.
Dirección artística Lyle R. Williams y Mark Lee Keir.
Decoración de escenarios Walter M. Scott y Chester Bailey.
Montaje William Mace. Vestuario Charles Lemaire.
Maquillaje Ben Nye SMA. Peluquería Helen Turnip PHS.
Ayudante de dirección Stanley Huff. Sonido Bernard Firex y Harry M. Leonard.
Lentes Cinemascope de Bowsy Long.
Color Deluxe. Colorista Leonard Oz.
Producido por Herbert B. Schwab Jr.
Dirigido por Henry King.
El hombre reduce la velocidad mientras atraviesa un sendero entre árboles y montañas.
Lleva un sombrero vaquero y una chaqueta de piel marrón.
El segundo hombre lo vigila en la lejanía sentado desde lo alto de la montaña.
El jinete se detiene en mitad del sendero.
Confuso alza los brazos lentamente en señal de paz.
El segundo hombre desciende rápidamente por la ladera de la montaña sosteniendo un rifle en la mano.
Avanza lentamente hacia el forastero.
¿A dónde va usted? ¿Este pueblo se llama Río Arriba? Sí, señor.
Hacia él me dirijo.
¿Es usted el señor Sims? No.
El sheriff no quiere forasteros aquí. Hasta pasado mañana.
He llegado a tiempo.
¿De qué? De la orca.
Es mañana, ¿no? Sí. De usted la vuelta y márchese. Será bienvenido a Río Arriba pasado mañana.
He recorrido cien millas para ver la ejecución.
Eso lo decidirá el sheriff. Deme su revólver.
El forastero se desabrocha con cuidado la cartuchera.
La mano detrás del gatillo.
Vaya despacio, yo iré detrás de usted.
Los dos cabalgan a través del pueblo.
Mientras cruzan el Río Arriba, pasan frente a varios edificios y personas que fijan sus miradas curiosas en sus figuras.
El mozo de cuadra se detiene en seco.
El dueño del banco abre intrigado la puerta del establecimiento.
El forastero cruza miradas con él y prosigue su camino.
Se aproximan a la iglesia del pueblo donde el cura y otros vecinos les observan con preocupación.
Llegan a la oficina del sheriff.
Se bajan de los caballos y los amarran al poste.
Esa es la iglesia.
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