El valor de elegir tu mirada 👁️✨ 3h6pt

Bienvenido, bienvenida a un nuevo episodio de La vida hay que vivirla. Gracias por estar aquí, por regalarte este espacio de inspiración, de reflexión y sobre todo de conexión contigo mismo. Hoy vamos a hablar de algo muy poderoso, algo que tenemos todos, aunque a veces no lo recordamos. La capacidad de elegir nuestra mirada. Y no hablo de cómo miramos hacia afuera, sino de cómo decidimos mirar hacia adentro, hacia los demás y hacia el mundo.

Porque si hay algo que puede transformar tu realidad por completo, es desde donde eliges mirar. Todos, todas, atravesamos momentos difíciles. Vivimos situaciones que nos duelen, nos frustran o nos cansan. Eso no se puede evitar. Pero lo que sí puedes elegir es qué historia te cuentas sobre lo que te pasa. Puedes verte como víctima de la vida o como aprendiz de cada experiencia.

Puedes enfocarte en lo que te falta o agradecer lo que tienes. Esa elección tan sencilla y tan humana cambia el rumbo de tus días. Elegir la mirada no es negar la realidad, no es fingir que todo está bien cuando no lo está. Es algo más profundo, es asumir que tienes el poder de decidir qué lugar ocuparás frente a lo que te ocurre. Puedes quedarte atrapado en la queja o puedes decidir crecer.

La diferencia está en tu forma de mirar. ¿Te has dado cuenta de que muchas veces las personas que más brillan no son las que menos han sufrido, sino las que han elegido mirar su dolor con propósito? Hay quienes encuentran en sus heridas un motivo para amar más. Hay quienes convierten sus caídas en nuevas formas de levantarse. ¿Y eso no nace del azar? Nace de la forma en que eligen mirar. Tu mirada es un acto de creación. Lo que enfocas crece.

Si cada día eliges ver posibilidades en lugar de obstáculos, motivación en vez de miedo, gratitud en lugar de carencia, entonces tu mundo se expande. Y lo mejor es que no necesitas que nada externo cambie para empezar a practicarlo. Solo necesitas parar y preguntarte ¿desde dónde quiero mirar hoy? A veces confundimos la aceptación con la resignación. Pero aceptar no significa rendirse. Aceptar es asumir con madurez lo que no se puede cambiar para poner toda tu energía en lo que sí depende de ti. Y ahí entra la mirada.

Cuando eliges enfocar lo que te fortalece, lo que te nutre, lo que te inspira, tu forma de estar en el mundo cambia. Cambiar la mirada es un gesto valiente. No es fácil. Hay días en los que el cansancio pesa más, en los que las dudas nublan el horizonte. Pero incluso en esos días puedes hacer el ejercicio de mirar con otros ojos. Y ese pequeño gesto te devuelve poder. El poder de no quedarte en lo que te detiene, sino avanzar hacia lo que te construye. ¿Cómo te miras? ¿Con juicio o con compasión? ¿Con exigencia o con ternura? ¿Te hablas como hablarías a alguien más? ¿O eres tu peor crítico?