
Santiago Redondo: el submundo de los "enterados musicales" 282y6m
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Sociedad Filosofía Alicante Santiago Redondo nos hablará sobre la novela "Alta Fidelidad" de Nick Hornby. Alta Fidelidad de Nick Hornby. Se trata de un libro que causó conmoción en el mundillo de los apasionados de la música pop por ser la primera vez que se reflejaba el submundo de los "enterados musicales" y a la vez reflejaba mil situaciones en las que muchos aficionados nos veíamos reflejados: desde confeccionar múltiples listas,grabar cintas con esmero o pasar por situaciones ridículas en las vicisitudes amorosas... La novela,con su lenguaje accesible, pero trufado de ironía amable y sarcasmos demoledores, reflexionaba, sin ponerse solemne, sobre temas mayores como el tránsito a la madurez en sociedades adolescentes,la cuestión del gusto y su pertinencia o la importancia de los mecanismos de representación para configurar nuestro yo mas íntimo. 5k1v5c
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Buenas tardes. Hay personas cuyo temperamento las encamina hacia la exactitud, hacia la precisión, hacia el rigor. Su vocación es la verticalidad, por cuando ahondan infatigablemente en cada uno de los temas que se imponen, hasta extraer de ellos su última beta. Son personas irables, imprescindibles, porque a través de las mismas se nos revela el mundo en su profundidad y en sus pormenores, al igual que valores tales como la contemplación minuciosa, la tenacidad y el rigor de la exigencia. Hay a sí mismo personas cuyo temperamento las conduce hacia la curiosidad nunca satisfecha, hacia la inquietud permanente, hacia la fascinación por todo aquello que la vida en su pluralidad les presenta.
Adoptan para sí la máxima de que nada humano puede resultarles ajeno. Son personas igualmente irables, imprescindibles, puesto que a través de ellas se nos revela el mundo en su extensión y en su multiplicidad, al igual que virtudes tales como la empatía, el afán de búsqueda y el asombro infinito. Y hay también personas capaces de armonizar en sí algunos de los atributos que estos dos posicionamientos tan aparentemente distantes les brindan, logrando unificar la profundidad y la amplitud, la exactitud y la variedad. Son personas excepcionales porque su talento se nos muestra tan insólito como extraordinario. Santiago Redondo, Santi, quien hoy nos acompaña, es a mi juicio una de ellas.
Versado en la pluralidad, sabe no obstante combinarla con la hondura, y todo ello sin servirse jamás de la afectación en la que otros incurrimos queriendo simular que poseemos tales méritos. Por el contrario, en él la ligereza y el humor nunca menoscaban, sino que realzan la trascendencia de lo tratado. Aunque la historia de su vocación y su profesión desde hace más de 20 años, su apetito abarca la filosofía y la literatura, la ciencia y el deporte, el cine y el cómic, los viajes y la música, la familia y la amistad, lo alto y lo bajo, lo circunstancial y lo esencial, sabiendo siempre transitar entre lo uno y lo contrario, sin asomo de dificultad, y con una memoria y un conocimiento hacia los hechos y hacia los datos, que para los que le rodeamos resultan asombrosos. Tan solo me atrevería a hacerle dos pequeñas recomenciones.
La primera, el no haber logrado encontrar hasta ahora, sino en muy pequeñas dosis, la perseverancia y el tiempo necesarios para concretar en un gran logro cuanto saber atesora. La segunda, el reincidir de forma contumaz en el error del barcelonismo, pues es bien sabido que aunque Dios, según afirman algunos teólogos, nunca ha ocultado su ascendencia a Hilvaína, ostente indudablemente, a pesar de esta mala temporada y de la reciente y dolorosa derrota en la final de la Copa del Rey, carne de socio del Real Madrid. Hoy Santi nos propone, a través del libro que ha elegido, Alta Fidelidad, un viaje. Todos los libros, de alguna manera, nos proponen en mayor o menor medida uno. Este, no obstante, es un viaje en pos de lo imposible, pues nos embarca en busca de un tiempo perdido, aquel tiempo en que fuimos jóvenes y la música era uno de los emblemas de nuestra juventud. Aquel tiempo en que creímos en la música y creímos también que la música podría redimirnos o condenarnos.
Un viaje que, contemplado desde una orilla del tiempo cada vez más lejana, nos obliga a algunas preguntas ineludibles. ¿La música significó tanto para nosotros solo por el hecho de ser en ese entonces jóvenes? ¿O acaso fuimos jóvenes mientras la música, como muchas otras cosas, los libros, las películas, las primeras amistades, los primeros amores, sirvió de sustento a nuestra inconsciencia y a nuestra insolencia? Y cuando la vida nos impuso otras prioridades, la estabilidad, el futuro, la familia, el trabajo, fuimos ya a otra cosa, no mejor ni peor, pero sí diferente, y la música en ese momento, al igual que los libros, el cine, la amistad o ese amor inocente, aunque no dejó nunca de acompañarnos, sí dejó de definirnos y de explicarnos. Santi sin duda se planteará y nos planteará quizá no estas, pero sí otras cuestiones surgidas de su lectura.
Y aunque sea por un instante, bajo la sugestión de sus palabras, ese tiempo perdido se transmutará ante nosotros en tiempo recobrado. Tiempo recobrado gracias a su quehacer, indudablemente, pero también a la labor de Edo Abril y de la Sociedad de Filosofía de la provincia de Alicante, al alentar estas jornadas, a la generosidad del Ayuntamiento de Benidorm, ofreciéndoles tan afectuosa acogida y, cómo no, a la presencia en este aquí y en este ahora, de cada uno de vosotros y de cada uno de vosotras. Para todos, por tanto, pido un cálido aplauso. Bueno, muchas gracias por la presentación Diego, pero no nos engañemos, aquí estamos por a mí mismo, no por esas cosas. Después de una presentación como esta no puedo estar a la altura de nada, francamente, entonces voy a ser como soy, voy a ir contando un poco qué ha sido este libro para mí, que hacía muchísimos años que presento.
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