Reflexión de la Noche del 19 de Mayo del 2025. 2r5q6v

Buenas noches.

Dios te bendiga.

Un abrazo.

Un abrazo para ti.

Mi bendición.

Estuve aquí, ante Jesús.

Ante el Sagrario.

La verdad es que ya había empezado este mensaje y estaba de rodillas ante el Santísimo.

Lo interrumpí.

No te diré por qué.

Que el Espíritu Santo venga, que hay unos pajaritos.

Qué hermoso alabar, glorificar al Señor.

Con ellos y con toda la creación.

Que la Virgen María venga, nos abraze y nos acompañe.

Bendito seas, Señor, bendito seas.

Alabado seas.

Para ti toda nuestra vida, todo lo que somos, todo lo que tenemos, todo.

Te pido, Señor, que traigas en este momento un abrazo paternal, cercano, amoroso, misericordioso.

A toda esta familia espiritual, que se une en oración, que oramos los unos por los otros.

Y en la iglesia, no tengo nada escrito.

Tengo una idea para ampliarla contigo.

He hablado algunas veces de esto de los hechos de los apóstoles, que me gusta tanto.

Bueno, pues había persecución, hubo el martirio de Esteban.

Se ha dejado una tremenda persecución contra los cristianos.

Entonces ellos...

No, iba a decir huían, no, no huían.

Iban por distintos lugares, si dices la palabra, que iban llevando el Evangelio.

Esto es...

Es fascinante porque, mientras las autoridades empezaron esa persecución, de alguna manera decían, bueno, pues ya nos estamos librando de esta...

De esta chusma, de esta epidemia.

Vamos a librarnos.

Bueno, ya, pues entonces a Cristo ya le enterramos y ahí vamos.

Ahora, votemos a todos estos de aquí.

Eso era lo que el enemigo pretendía por medio de la persecución en Jerusalén.

Pero el detalle es estar en que ellos iban practicando el Evangelio, iban llevando a Cristo, mientras el enemigo se regodeaba y sentía que estaba ganando la batalla.

Asimismo, como pasó con Cristo en la cruz, como que estamos, por fin, los estamos sacando de aquí y ya nos vamos a deshacer de ese problema.

El Espíritu Santo decía, no, no, ellos no están huyendo.

Ustedes no los están sacando, ellos están yendo como misioneros.

Ellos están yendo a evangelizar, a regar el Evangelio, a llevar la vida, a anunciar a Cristo resucitado.

Unos son los planes del enemigo y sobre esos planes Dios va obrando maravillas.

Entonces, aquí hay mucho que decir.

Esa es la primera idea que quiero que entres en tu corazón.

Que, de hecho, el Señor dice que nada, nadie nos va a arrebatar de su mano.

Pablo también lo ampliará de otra manera.

Nada nos podrá separar del amor de Dios, nada.

Nada.

En los planes, por macabros que sean, del enemigo, el Señor está obrando maravillas.

Y cuando lleguen las enfermedades y cuando lleguen lo malo, los peores momentos que nosotros encontramos en nuestra vida, el Señor puede estar diciendo, no, aquí yo estoy escribiendo una historia distinta que todavía no la ves.

Ahí donde tú ves que se acaba el camino, yo estoy empezando recién.

Ahí donde tú sientes que hay un punto aparte, yo estoy poniendo la coma.

Ahí donde parece que el mal o el malo han vencido, yo estoy empezando recién a traer vida, paz y libertad.

Eso es lo primero.