
Descripción de Recolócate (sobre tomar decisiones) 1u5058
En este episodio 05 de “Infinito, TÚ”, reflexiono sobre cómo tomamos decisiones a diario, desde las más simples hasta las más trascendentales. Me doy cuenta de que muchas veces no te colocas en la postura adecuada para decidir, ya sea por exceso de análisis, falta de claridad o miedo. Sueles racionalizar en exceso, dejando fuera de la “reunión” a tu parte emocional e intuitiva, desaprovechando recursos valiosos que también pueden aportar claridad y equilibrio. Veo que el principal bloqueo suele ser el miedo: miedo a equivocarte, al qué dirán, al fracaso o a lo desconocido. Estos miedos intentan protegerte, pero cuando te paralizan, es esencial aislarlos y comprender de dónde vienen. A través de ejemplos y ejercicios simbólicos, como imaginar cómo te sientes “bailando” con cada opción o ponerle un color a una situación, exploras cómo tus sensaciones físicas, emociones e intuiciones pueden guiarte tanto como los datos objetivos. Te invito a escuchar a tu cuerpo, a preguntarte si una decisión te ilusiona y a traer a la consciencia los miedos ocultos o los beneficios de no decidir. Solo así puedes valorar tus recursos, equilibrar razón, emoción e intuición y tomar decisiones más libres, conscientes y alineadas con tu bienestar. Más info en https://coachforhappiness.com Y en mi perfil LinkedIn: https://www.linkedin.com/in/maribeljimenezatienza/ 306z2
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Te doy la bienvenida al podcast infinito tú. Un espacio para reencontrar tu esencia, reilusionarte, reprogramarte, relacionarte y reagendarte. La empresaria y coach integrativa Maribel Jiménez Atienza, autora del libro Coaching para la Felicidad Cotidiana, te explica con ejemplos prácticos claves para reencontrarte y alcanzar ese estado que te permite conectar contigo y con el mundo.
Buenos días a todos. Bienvenidos a Recolócate, al episodio de hoy en el podcast infinito tú. Hoy te voy a proponer algo. Quiero que pienses en la última decisión que has tomado hace un rato, porque estamos constantemente tomando decisiones. Podría ser algo trivial, como si tomaste café o té, o si decidiste echarle más leche o menos, o leche de avena, pero también podría ser algo menos trivial, como que tuviste que alquilar un coche para salir del aeropuerto e irte hacia una reunión en la que tenías el tiempo justo.
En paralelo, porque no es que una decisión venga una detrás de otra, sino que a veces vienen en paralelo, podrías estar pensando en cambiar de trabajo y podrías estar pensando en lo que supondría si tomaras esa decisión, cómo afectaría a todos los proyectos que tienes abiertos o cómo afectaría a tus hijos o a tu pareja, o si debería ser un cambio de país o de ciudad. En fin, que esto nos pasa a diario, porque la vida no espera. Muchas decisiones que tenemos que tomar, las tenemos que tomar incluso no teniendo mucha claridad, o incluso estando enfermos, o incluso estando tristes, y aún así nos surge tomarlas. Recolócate es el nombre del capítulo de hoy. ¿Por qué? Pues porque mi experiencia me dice que a veces no nos colocamos en la postura buena ni adecuada para tomar decisiones.
Es como si faltara criterio, claridad, como estamos en bucle y no son las buenas condiciones para tomar una buena decisión, o por lo menos una decisión consciente. Hay un gran problema también, que es la cantidad de información que está a nuestro alcance para tomar decisiones. A veces casi que se complica mucho más el tener toda esta información. Si no, acuérdate la última vez que decidiste cambiar tu estilo de vida y había los mismos argumentos a favor de ser vegano o de ser carnívoro. Entonces, claro, esto nos lleva a un sobreanálisis, que es una tendencia que ya tenemos de por sí, el sobreanalizar todos los datos, toda la información que está a nuestro alcance.
Y luego, si a eso le sumas los miedos que todos tenemos a la hora de tomar decisiones, son los ingredientes perfectos para tenernos bloqueados un buen rato. En muchas de las sesiones de coaching que hago, soy testigo del proceso que tenemos a la hora de tomar decisiones. Y me lo imagino así, me lo imagino como que hay una sala de reuniones en la que uno se ha reunido con su parte racional, en la que hay muchísimos PowerPoints con muchos números, muchas estadísticas y tablas de Excel con grandes informes de pros y contras y, bueno, que tanta información es abrumadora.
Entonces, me imagino también que detrás de la puerta está tu parte intuitiva y tu parte emocional con la oreja pegada esperando a ser llamadas y que están un poco molestas pues porque no han sido convocadas a la reunión. ¿Qué te digo con eso? Pues que sí que tendemos a racionalizar muchísimo nuestras decisiones, a querer controlarlo todo y creemos que lo hacemos a partir de todo ese análisis. ¿Qué es lo que ocurre? Que al final es como si no aprovecháramos todos los recursos que tenemos. Porque es como si tuvieras a 10 personas trabajando para ti que están dispuestas a ayudarte en todos los proyectos que hagas, pero resulta que solo utilizas dos de esos recursos.
Pues es lo mismo, es cuando tú tienes una parte emocional que tiene algo que decir, una parte intuitiva que también tiene algo que decir acerca de la decisión y una parte racional, pues si solo trabajas con la racional, pues te estás quedando corto. Te estás quedando corto porque no tienes todos los ángulos y también porque teniendo recursos, ¿por qué no los traes a la reunión? De hecho, en menos ocasiones, porque lo que más abunda es esto que acabo de contar, también existe la posibilidad de encontrarme con una persona que es muy intuitiva y que tira todo el rato de esa intuición.
Es como si convocara la reunión de toma de decisiones solamente a su intuición y que analiza poco. Lo mismo digo, es como estar con menos recursos de los que en realidad tienes. Y eso hace que las decisiones a veces no hayan tenido en cuenta todos los ángulos, todos los puntos de vista, todos los prismas.
Bueno, luego hay otro factor.
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