Programa 3114 - Amigos en Radio Solidaria con Josele (4/6/2025) 6n3f31

Si Dios se hiciera hombre, esperaríamos que tuviera poder sobre la vida y la muerte.

Si Dios fuera a convertirse en hombre, esperaríamos que tuviera autoridad completa sobre pecado.

Bueno, eso es Jesús. Él se volvió hombre.

De alegría que nos acompañen, gracias a vosotros, con el pastor John MacArthur.

Jesús, como todo ser humano, nació, vivió entre nosotros y experimentó el sufrimiento, la tentación y la muerte.

Sin embargo, si resaltamos su humanidad, corremos el riesgo de ignorar una verdad fundamental, que es su divinidad.

Pero, ¿qué nos enseñan las Escrituras acerca de la Deidad de Jesús? El día de hoy, el pastor John MacArthur, en la voz del pastor Luis Contreras, nos enseñará acerca de la naturaleza divina de Cristo.

Nos encontramos en la serie Considere Esto, hablando de conceptos equivocados acerca de Dios y su naturaleza, en gracia a vosotros.

Según la Corintios 3.18, realmente una de esas porciones definitivas de las Escrituras, como el apóstol Pablo se basa en la ilustración de Moisés, bajando del monte y habiendo visto la gloria de Dios y teniendo su rostro velado, Pablo dice en el versículo 18, Este es nuestro estado actual, como creyentes.

El velo se ha quitado, el velo de la ignorancia, el velo de la oscuridad, los misterios del Nuevo Testamento, ese velo ha sido quitado.

Vemos claramente en el espejo la gloria del Señor y se manifiesta en el Cristo encarnado.

Así que él está hablando de mirar la gloria del Señor con el rostro descubierto, sin nada que obstruya nuestra vista.

Tenemos una revelación completa del Señor debido al Nuevo Testamento.

Y dice que, conforme vemos la gloria del Señor en este espejo claro y descubierto, estamos siendo transformados en la misma imagen, de un nivel de gloria al siguiente.

En otras palabras, esto es lo que es la santificación.

Conforme contemplas la gloria del Señor, literalmente estarás siendo cambiado a esa imagen, moviéndote de un nivel de gloria al siguiente, al siguiente, al siguiente, al siguiente.

¿Y quién está haciendo esto al final del versículo 18? Como por el Espíritu del Señor.

Esta es la obra del Espíritu Santo, conformarnos a la semejanza de Cristo.

La semejanza de Cristo es la meta, el Espíritu Santo es el agente y la Escritura es el medio.

Conforme contemplamos la gloria del Señor revelada en la Escritura, la santificación, entonces, sólo es mediante el Espíritu Santo, tomando lo que vemos de la gloria de Cristo, revelándolo a nosotros, y después conformándonos a esa misma gloria.

Digo, sólo retrocediendo en la Historia Redentora, el hombre es creado en imagen de Dios para reflejar la gloria de Dios, atrás en Génesis 1, el hombre cae en Génesis 3.

Así que el hombre, creado para reflejar y expresar la gloria de Dios, está caído, está corrompido, es malo, el propósito de su existencia se ha perdido.

De hecho, el hombre está tan corrupto que ya para el sexto capítulo de Génesis, Dios ahoga al mundo entero, al mundo entero.

Dios literalmente borró la imagen distorsionada de su creación del hombre.

Así que Dios tuvo que hacer un plan.

Él salvó ocho personas y tuvo que hacer un plan para restaurar la imagen terriblemente distorsionada.

Mediante una obra soberana, sobrenatural y de gracia, de transformación a pecadores para que pudieran otra vez ser capaces de reflejar su gloria.

Entonces, ¿cómo hizo eso? Cuando nos redime, nos hace, según de Pedro 1.4, de la naturaleza divina.

Escapamos de la corrupción, dice la Biblia.

Ese es el propósito de la salvación, liberarnos de la corrupción y darnos el poder de volvernos semejantes a Cristo.

Esa es la obra del Espíritu Santo.

Ese es el plan de Dios.

Pedro inició, el Hijo lo válido en la cruz y el Espíritu.