¿Por qué las mujeres ya no son femeninas? (La cruda verdad que nadie te dice) 2l5w5u

Una mujer desea poder ser femenina, desea relajarse, desea dejar de estar en modo control, defensa o planificación, pero para eso necesita algo que pocas veces tiene, estar al lado de un hombre verdaderamente masculino.

Y cuando digo masculino no me refiero a un machito, a un tipo gritón, ni a nadie que hace postura de gimnasia.

Me refiero a una masculinidad real, que no se impone sino que se irradia, que no necesita competir, una masculinidad que no se queja sino que actúa.

Porque cuando una mujer está al lado de un hombre así, lo siente, no lo analiza, simplemente lo respira y su cuerpo se rinde.

Y ahí es cuando sucede lo que muchos hombres desean pero pocos son capaces de provocar, que ella se vuelve femenina y delicada, ella se vuelve conectada, cariñosa, receptiva, creativa y poderosa desde su centro.

¿Y sabes por qué no lo consigue sola? Porque la mayoría de mujeres hoy en día están cansadas, agotadas, y no por naturaleza sino por necesidad.

Necesitan controlarlo todo, porque si no lo hacen, nadie lo hace.

Y ahí pierden su esencia, no porque quieran, sino porque el mundo les ha obligado.

Muchas mujeres que conoces en realidad están pidiendo a gritos poder rendirse, no ante un hombre, sino ante su propia energía femenina.

Pero no lo harán hasta que se sientan seguras.

Y la seguridad no es algo que se elige, sino algo que se demuestra.

Una mujer necesita saber que si se cae, tú no te vas a romper, que si ella explora sus emociones, tú no vas a entrar en pánico, que si ella se muestra vulnerable, tú no vas a oír.

Necesitas saber que tú estás ahí, no como salvador, sino como una presencia firme, firme como una roca, como una base, un punto de apoyo.

Y entonces, como un regalo aparece su parte femenina, no porque tú se la pidas, sino porque tú se la permites.

Ahora bien, sé que este mensaje puede doler, a muchos hombres les molesta porque se dan cuenta de que quieren una mujer femenina, pero siguen siendo niños emocionales.

Quieren una mujer que les ire, pero no hacen nada digno de iración.

Quieren una mujer que se rinda, pero no saben liderar.

Quieren una mujer que confíe, pero viven perdidos.

¿Y no? No es culpa tuya.

Te han educado para ser bueno, no para ser fuerte.

Te han enseñado a agradar, no a proteger.

Te han entrenado para ceder, no para liderar.

Pero ahora, ahora que lo sabes, ya no puedes hacerte el tonto.

Evolucionas o repites.

Y lo mismo para ella.

Porque muchas mujeres también necesitan dejar de ser madres emocionales de sus parejas.

Y para eso necesitan sanar sus heridas con lo masculino.

Lo femenino no es debilidad, es profundidad, es belleza, es intuición.

Pero solo florece cuando hay un contenedor firme que no se quiebra al primer movimiento.

Así que si eres mujer y sientes que no puedes ser femenina, pregúntate.

¿Estoy rodeada de hombres que sostienen o que drenan? ¿Estoy acompañada por un hombre o por otro hijo más? Y si eres hombre y quieres que una mujer despierta su energía femenina a tu lado, pregúntate.

¿Estoy cultivando mi masculinidad real o solo exigiendo lo que yo no sé provocar? Porque la verdad, aunque duela, es que una mujer se vuelve femenina cuando está al lado de un hombre que ha dejado de ser un niño.

Y un hombre se vuelve masculino cuando deja de temer la fuerza de una mujer y aprende a guiarla desde su paz.

Cuando eso pasa ya no hay lucha.

Es como un baile, como una danza, empieza a fluir.

La vida fluye fácilmente.

Si este mensaje te ha removido por dentro, eso es buena señal porque significa que no estás dormido.

Solamente te falta dirección.

Y para eso estoy yo, para darte herramientas, unas frases bonitas.

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