El Plano Mental. El Devachán - Manuel Torres 6z1d6f

Muy bien, pues muchas gracias a todos los que en esta tarde fresquita, todavía de invierno, os habéis animado a escuchar algo sobre la mente, sobre el cuerpo mental.

Gracias también a los que decidan, en su momento, escuchar esta charla a través de YouTube. Y es justo también dar las gracias a la Rama Arjuna, a su presidenta Silvia, que además es la autora del cartel de la conferencia y la que organiza estas reuniones.

Debo decir, como siempre digo, es un privilegio poder dar una charla desde una tribuna que respeta con absoluta sinceridad y naturalidad el libre pensamiento. En un mundo como el de hoy, que el libre pensamiento se cultive, pues es no sólo de agradecer y de reconocer, sino ciertamente considerarse un privilegio. Dicho esto, en estas charlas sobre la sabiduría antigua del libro de Annie Besant, abordaremos hoy, como sabéis, el plano mental y el de Bachán.

Para los que no sois del mundo teosófico, todavía al menos, el de Bachán es lo que en el cristianismo se habla del cielo. Los estudiantes de teosofía estamos llamados a ni creer ni negar y, en cambio, sí investigar y meditar profundamente acerca de los postulados de la propia teosofía y de cualquier otra filosofía, tanto como de la ciencia y de la religión.

Pues bien, los pensamientos son cosas que, desde el momento en que los formulamos en nuestra mente, nos abandonan y recurren más o menos distancia en el espacio en el que estamos viajando a bordo de este planeta llamado Tierra, teniendo al mismo tiempo tales pensamientos una vida limitada según sea la intensidad y la energía con que fueron formulados.

Los descubrimientos científicos han demostrado el hecho indiscutible de que hay cosas que viajan por el espacio aparentemente sin un soporte, al menos un soporte físico. A diario nos comunicamos por medio de un teléfono móvil. Los satélites enviados a explorar los confines de este sistema solar toman fotografías en las cercanías de Júpiter, Saturno, del propio Sol, etc. Incluso se ha llegado a fotografiar el llamado agujero negro de nuestra galaxia y nos las envían y llegan a la Tierra.

Todo ello es posible debido al tejido de vida universal, lo que en teosofía llamamos azzaka, que se define como la sutil, supersensible esencia espiritual que llena y penetra todo el espacio. Las formas de pensamiento que lancemos al espacio serán de la calidad y vibración de nuestro propio pensamiento.