
Descripción de Pequeñas grandes joyas 5g2b24
Los libros, cuando están hechos con mimo, pueden esconder tesoros. 6q2t22
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A veces los libros pueden salvarte, literalmente, la vida. El legionario Maurice Hamomó llevaba una copia de la novela King, de Richard Kipling, en el bolsillo del pecho, cuando lo colocaron en primera fila durante la batalla de Verdun y recibió un disparo. Minutos después recuperó la conciencia y se dio cuenta de que el libro había parado la bala.
Se había salvado, por tan solo 20 páginas. Mientras Maurice luchaba en Francia, del otro lado del canal, en Inglaterra, el rey Jorge V respondía a una provocación del escritor H. G. Wells. En tiempos de guerra, los parientes alemanes de los reales británicos incomodaban a Wells, que los definió en un periódico una corte extranjera y aburrida.
El rey Jorge le escribió, «Puedo ser aburrido, pero que me maldigan si soy extranjero».
Eran tiempos difíciles para el rey. Entre la guerra y el momento político, muy turbulento, cada noche traía a su alcoba infinidad de problemas. Afortunadamente tenían su esposa, la reina María de Tec, o May, como la llamaban en confianza, la mejor aliada. Jorge estaba profundamente enamorado de ella. Era un hombre de pocas palabras y le costaba hablar sobre sus sentimientos, pero durante toda su vida escribió a May infinidad de cartas de amor que le dejaba bajo la almohada. La reina era una mujer creativa y curiosa.
Le encantaba leer y fabricar miniaturas, y compartía con su marido una afición por la filatelia. Tras la guerra empezó a ocupar su tiempo libre fabricando casitas de muñecas que luego subastaba para recaudar fondos con los que reconstruir el país. En 1920 su prima, la princesa María Luisa, fue a cenar al palacio y los encontró cansados y preocupados y pensó que debía hacer algo para animarlos. Días después encontró en una gala al arquitecto Edwin Lutyens, uno de los urbanistas más importantes de entonces, responsable, entre otras cosas, del diseño de la ciudad de Nueva Delhi. Entre los dos empezaron a maquinar un plan.
Giuseppe comparte muchas cosas con la reina Mary. Él también es curioso, creativo y como a ella le encanta leer y encontrar maneras de contribuir para mejorar la vida de la gente.
Nació en Barcelona, entre libros, su familia tenía la librería Happy Books. Era uno de esos jóvenes siempre atento a lo que sucedía a su alrededor y entre aquellas estanterías pudo aprender todo lo que marcaría su futuro. Pasaba horas observando a los clientes, intentando entender qué les llamaba la atención de un determinado libro y alegrándose al ver el entusiasmo que transmitían cuando encontraban uno especial.
En su tiempo libre viajaba a otros países para visitar librerías y encontrar inspiración o nuevas referencias. En 2010 él también, como la princesa María Luisa, empezó a diseñar un plan.
Soy Nuria Pérez y esto es Meraki, un podcast con alma.
María Luisa planteó su idea al arquitecto Lachens. Quería regalar a su prima la casa de muñecas más grande del mundo. Sería un homenaje a la artesanía y la creatividad británicas tan castigadas tras la guerra y un lugar donde poder reunir las miniaturas de la reina.
Lachens estaba entusiasmado y desde el primer momento dejó claro que no quería hacer un juguete sino una mansión que, aunque en miniatura, fuera exactamente igual a una donde podrían vivir los reyes. Todo funcionaría, luces, baños, cocina, ascensores… y pensaba involucrar a los mejores del país en su construcción.
Las obras empezaron en 1921. Tres años después estaba terminada y lista para ser presentada a los reyes. El resultado era una auténtica obra de arte.
Lachens quiso reflejar en manera meticulosa cómo se vivía en la Inglaterra de esa década.
Su intención era dejar un legado, un documento histórico para las generaciones futuras.
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