Meditación de la mañana: “El alma: rica y pobre”, con Esperanza Santos 531y52

Hola, muy buenas a todas y a todos. ¿Qué tal os encontráis esta mañana? ¿O ya de madrugada para algunos? Terminando un día, empezando un día, es bonito estar de sol a sol conectados, porque tenemos una visión mucho más universal de cómo nuestros pensamientos y sentimientos están unificados y no somos de un rincón u otro del mundo.

No nos identificamos con nuestra procedencia física. El alma tiene esa capacidad de estar más allá de todo lo físico, pero aún así poder sentirse rica y poder sentirse pobre. A nivel espiritual ambas cosas pueden ser interesantes cuando le damos esta nota justamente de sutileza. Pobre de aquello que ya no necesito más.

Pobre de aquello que he tomado durante mucho tiempo pensando que me llenaba y me ha ido vaciando, vaciando. Liberarme de todo eso, ya no lo quiero. Y rico de virtudes, rico de todo ese conocimiento que ha dado seguridad, fortaleza, un conocimiento espiritual que no es simplemente intelectual ni es filosófico. Es un conocimiento basado en la experiencia de quién eres, de conectar y experimentar a Dios. Todo eso enriquece al alma.

No podemos decir que una persona que no tenga nada físico y que físicamente tenga pocos recursos sea una persona desapegada. No lo podemos decir. Sólo cuando se vea en medio de que tiene de todo y no esté atrapado en nada podríamos decir que es desapegada. Entonces una pobreza de espíritu querría decir que aunque tengas cosas físicas no estés apegado a ellas.

Y esto es lo desafiante. Muy bien, pues vamos a meditar sobre esto y navegar rumbo a ese enriquecimiento y a ese desprendimiento.

Tendremos una música sutil. Espero que se escuche bien. Respira y siente todo lo que tienes dentro de ti. Es como si por un momento pudieras tener una vista panorámica. Todo aquello a lo que estás dependiendo, apegado o de lo que te sientes ya liberado. Incluso mientras lo tienes más desapegado, estés de aquello que tienes en tus manos, menos lo necesites, más de verdadero acumulas en ti, más rico eres internamente y más pobre en el sentido de no necesitar, no poseer.