El Manuscrito de un Loco, de Charles Dickens. 4x2g2e

Son norum literaria presenta el manuscrito de un loco the charles dickens si un loco cómo sobrecogía mi corazón esa palabra sea neos como habría despertado en serbia sobre venirme a veces enviando la sangre silbante y hormigueante por mi vez hasta aquel rocío frío del miedo apareciendo esas gotas sobre mi piel y las rodillas se entrechocan por el espanto y sin embargo ahora me agrada es un hermoso nombre mostre el monarca cuyo ceño colérico haya sido temido alguna vez más que el brillo de la mirada de un loco cuerdas y hachas fueran la mitad asegura que el apretón new look es algo grande estar loco ser contemplado como un león salvaje reverbero barrote de hierro rechinar los dientes y usar durante la noche larga y tranquila con el sonido alegre de una cadena pesada y rodar y retorcerse entre la paja extasiado por tan valerosa música un hurra por el manicomio es un lugar excelente me acuerdo del tiempo en que tenía miedo de estar loco cuando solía despertarme sobresaltado caía de rodillas rezaba para que se me perdonará la maldición de mi raza cuando huía precipitadamente ante la vista de la alegría o la felicidad para ocultarme en algún lugar solitario y pasar fatigosas horas observando el progreso de la fiebre que consumiría mi cerebro sabían que la locura estaba mezclada con mi misma sangre y con la médula de mis huesos que había pasado una generación sin que apareciera la pestilencia y que era yo el primero en quien redimiría xavier así que así había sido siempre y así sería y cuando me acordaba en qué rincón oscuro irritación y veía los hombres susurrar señalarme y volver los ojos hacia mí sabía que estaban hablando entre ellos el loco predestinado y yo huía para embrutecer la soledad así lo hice durante años fueron unos largos años muy largos aquí las noches son largas a veces larguísimas pero no son nada comparada con las noches inquietas y los sueños aterradores que sufrían el tiempo sólo recordarlo me da frío en las esquinas de la habitación permanecían cuclillas formas grandes y oscuras de rostros insidiosos y burlones que luego se inclinaban sobre mi cama por la noche tentando la locura con bajo murmullo me contaban el suelo de la vieja casa en la que murió el padre de mi padre estaba manchado por su propia sangre que él mismo se había provocado en su furiosa locura y yo me tapaba los oídos con los dedos pero gritaban dentro de mi cabeza hasta que la habitación resonaba por los gritos que decían que una generación antes de él la locura se había dormido pero que su abuelo había vivido durante años con las manos unidas al suelo por grilletes para impedir que se despedazará asimismo con ellas sabían espantaban la verdad bien