
Madres en oración: Disciplina con amor - Ep01T09 7j6e
Descripción de Madres en oración: Disciplina con amor - Ep01T09 5p3oc
Adriana Corona nos acompaña un miércoles más y nos comparte algunos valiosos consejos para poder comprender y aplicar la disciplina con amor k3h6z
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Porque donde se reúnen dos o tres en mi nombre, ahí en medio estaré yo.
Ser madre no es tarea fácil, pero juntas podemos lograr el cielo.
Bienvenidos a esto que es Madres en Oración, con Adriana Corona.
Hola mis amores, muy buenas tardes. Es un placer estar con ustedes.
Estábamos dando chance que el internet se estabilizara y aquí estamos otra vez.
Estamos en esta serie de que tenemos que aprender muchas cosas sobre el amor.
Y la disciplina es un elemento fundamental, oígalo bien, para la vida.
Sin disciplina nuestros hijos no crecerán, no avanzarán, no estudiarán, no se prepararán y no lograrán desarrollar el máximo nivel de sus cualidades y potencialidades.
Y quisiera empezar diciéndoles que el equilibrio no está en elegir uno u otro, sino en vivir ambos como expresiones del mismo amor.
Hoy, con tristeza tengo que decirlo, muchos padres son condescendientes, le cumplen todos los caprichos al hijo.
Hay hijos que ahora son monstruos, mercenarios, porque el padre o la madre dicen, es que yo quiero darle todo lo que yo no tuve, es que yo quiero que no sufra lo que yo sufrí.
Y eso no es formar a un hijo para el mañana.
Entonces, debe haber un equilibrio profundo entre la disciplina que vamos a ejercer en la vida de los niños y el amor.
¿Y qué es disciplina con amor? La corrección es vital.
De hecho, Dios nos corrige.
Corregir es una forma de amor.
No corregir muchas veces es una forma de abandonar.
Tengo 12 años formando empresarios, desde 20 años hasta 60 y tantos.
Se llama Jóvenes Empresarios porque así le pusimos el nombre.
¿Pero tienen idea lo que yo me he encontrado en estos 12 años? Tengo hombres de 40 años con un niño maltratado cuya madre jamás les dio una caricia, jamás los metió en disciplina y no les enseñó ni las reglas básicas de comportamiento.
Y cuando llegan con esta madre espiritual que soy yo, pues muchas veces chocan porque la disciplina es hacer lo que debo hacer aunque no tenga ganas de hacerlo.
Y esto nos incluye a nosotras las madres.
Yo sé que muchas veces estás harta, cansada, que no quieres escuchar, que lo que quieres es llegar y tirarte en la cama.
Pero la disciplina es la que te hace caminar, la disciplina es la que te hace avanzar, la disciplina es la que te hace hacer aquello que en ese momento debe hacerse.
Por eso la corrección, mamás preciosas, es vital en la vida de un hijo.
A cómo lo hacemos, eso es una parte fundamental que vamos a aprender.
Lo primero que tenemos que entender es que el amor incondicional es el fundamento de la creencia.
Si usted no ha estado escuchando al Papa León XIV, el nuevo papá ha estado hablando, ahorita le decía a mi hijo que antes de conectarme con ustedes estaba oyendo una homilia de él impresionante donde hablaba que tenemos que regresar a la iglesia doméstica que es la casa, que tenemos que regresar a los básicos donde se formaba y se educaba en altos valores en la casa y que la paz empezaba en la casa.
Y le doy toda la razón.
Y quisiera empezar por explicar, mamás, qué es el amor incondicional.
El amor incondicional no depende de comportamiento, rendimiento o éxito del hijo, fíjese bien.
Ama al hijo como es, no por lo que hace.
Y refleja el amor de Dios padre, fiel, paciente y perseverante.
Y aquí me quiero detener.
En estos 12 años Dios me ha permitido vivir un apostolado que nunca me imaginé tener y que me ha permitido tocar muchas vidas, muchas.
Y les puedo platicar puntos.
Tengo jóvenes que fueron arrojados de sus casas a los 15 años por tener atracción al mismo sexo.
Ejercer la atracción al mismo sexo es el pecado, como el adulterio es el pecado.
Pero tener esa tendencia no es el pecado.
Entonces, muchas veces los padres juzgamos, criticamos, condenamos y ese no es el amor incondicional.
Yo nunca vi a Jesús condenar a una adúltera, a un asesino, nunca.
A despreciar a un endemoniado.
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