Madeleine Murray O'Hair: La Mujer Más Odiada de América 365i32

Hay personas, hay seres humanos que se atreven a vivir su vida de formas poco convencionales, que se atreven a exprimir la vida un poquito más que los demás, que se atreven a transitar caminos que los demás ni siquiera soñamos, a abrir caminos nuevos. Son los homo insólitus de Óscar Fábrega. Óscar, bienvenido a Días Extraños.

Bien hallado Santi, un placer estar aquí contigo de nuevo hablando de homo insólitus y de, en este caso, de homa insólitus. Aunque mira que yo tampoco me apuesto mucho para hacer ningún tipo de inclusividad, sino que todo salga como salga, pero al final resulta que hay bastantes homo insólitas. Sin embargo, creo que aquí en Dex no hemos tratado demasiado a mujeres, así que ya va tocando, y una de ellas tiene que ser, sin duda, esta que toca hoy aquí.

Sí, porque es un personaje bastante peculiar, muy adelantada a su época y en un entorno y en una época en que, bueno, si ya de por sí sus ideas ahora podrían ser, si no revolucionarias, por lo menos radicales, en aquella época ni me lo imagino. ¿De quién estamos hablando? A ver, estamos hablando de Madeleine Murray O'Hair, que fue durante mucho tiempo la presidenta, además de fundadora, de Ateos de América, que fue una organización muy activista en los años setenta, que luego entró en decadencia, luego veremos un poco por qué, pero que a partir de los años noventa le surgió con bastante fuerza y que hoy en día sigue siendo bastante activa.

Su historia es apasionante, no solamente por su historia en sí, lo que ella hizo y a lo que se enfrentó en un mundo complicado como era el Estados Unidos de la contracultura y sobre todo en los años setenta, la decadencia de esa contracultura, sino también por lo que pasó, porque, curiosamente, el 27 de agosto de 1995 se informó de la desaparición inexplicable en ese momento, tanto de esta mujer, de Madeleine Murray O'Hair, como de uno de sus hijos, John Gerry Murray, y de su nieta, Robin, hija de otro hijo suyo, William, con el que llevamos mucho tiempo sin hablar.

Curiosamente, a esta nieta la había adoptado la propia Madeleine Murray. Esta mujer, ya te digo antes, durante mucho tiempo fue conocida en Estados Unidos por culpa de una publicación que apareció en portada de la revista Life en 1964 como la mujer más odiada de América. Madre mía. De hecho, hay una película, yo conocí esta historia precisamente por una película que hay en Netflix, en la que se cuenta la historia de esta mujer, y la película se llama así, la mujer más odiada de América.

¿Por qué? Precisamente por eso que te estoy diciendo, ¿no? Por su ateo, que fue bastante brutal en una época en la que, aunque parezca que no, era difícil serlo. Ya te digo que hoy en día también sería difícil. Se está produciendo en Estados Unidos un retroceso en cuanto a esto, ¿no? Al avance del cristianismo fundamentalista, que es sobre todo el contra el que ella se quejaba, y que parecía que en los años 80, 90 había entrado un poco quizá en decadencia, pero que ha resurgido con bastante fuerza, y cada vez más, además, por culpa sobre todo de los evangélicos blancos. No de los evangélicos negros o de los evangélicos latinos, sino de los evangélicos blancos, que son protestantes y que son una inmensa mayoría hoy en día en el país, y que además tienen mucho, un gran poder. Nunca mejor dicho esto del gran poder.

Sí, es que la diferencia con aquella época es que los evangélicos blancos y los evangélicos blancos muy fundamentalistas, estamos hablando no de gente que simplemente oye, va a la iglesia los domingos y tiene sus creencias y ya está, sino de gente que todo esto pues lo llevaría al integrismo o al radicalismo, se han pasado al activismo político y se han convertido en una herramienta fundamental o en una palanca fundamental para alguien que quiera ser gobernador, que quiera ser senador, que quiera ser congresista o que quiera ser presidente. Donald Trump los ha utilizado de forma sistemática en sus dos campañas.

Sí, de hecho, por ejemplo, ya no en Estados Unidos, pero en otros sitios de Sudamérica está pasando algo parecido. En Bolsonaro, por ejemplo, llegó al poder en Brasil gracias precisamente a un partido evangélico que tuvo 15 millones de votos en Brasil. Cuando se produjo el golpe de Estado en Bolivia, los que se levantaron en armas contra el gobierno que había en ese momento también estaban cercanos a los círculos del evangelismo blanco. En Europa, afortunadamente, aunque está creciendo bastante toda esta corriente evangelista, aún se choca de frente con el catolicismo.