
Descripción de El juicio contra Dios 24x5a
¿Sabías que hace años juzgaron a Dios por crímenes contra la humanidad y lo condenaron a muerte? Lo curioso es que llegaron a fusilarlo... 6s3z5
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Hola, si me escuchas es que acabas de entrar en Historias Sencillas, el rincón donde lo cotidiano se convierte en extraordinario.
Soy Antonio Cudans y en cada episodio te invito a descubrir relatos o pensamientos que pueden conectarnos, inspirarnos o recordarnos la belleza de las pequeñas cosas.
Gracias por acompañarme en esta aventura.
Supongo que ya te habrás dado cuenta, tal como está la situación por nuestro pequeño sacrificado planeta, de que la realidad supera a la ficción más descabellada.
Pero eso no es patrimonio del presente, sino que en el transcurso de la historia, este teatro de títeres que es la humanidad ha ido dejándonos increíbles momentos para rememorar.
Desde conspiraciones que parecen sacadas de una mala novela de espías, hasta juicios teatrales contra deidades, los anales del pasado están repletos de episodios tan asombrosos que hacen que uno se pregunte si la humanidad no estará improvisando, pues estos momentos como el que seguidamente te voy a relatar, no solo sorprenden por su extravaganza, sino que revelan las pasiones, contradicciones y locuras que han modelado nuestro mundo.
En enero de 1918, con la revolución rusa todavía echando humo, los bolcheviques decidieron montar un espectáculo en Moscú que parecía sacado de un guión de comedia surrealista, el juicio del estado soviético contra Dios.
Sí, así, tal cual, liderados por Anatoly Lunacharsky, el comisario de instrucción pública de Lenin, que parecía tener un talento especial para el drama, organizaron este evento los días 16 y 17 de enero, como parte de su plan para darle un portazo a la religión, que veían como un estorbo para su proyecto del hombre nuevo soviético.
El juicio fue una mezcla de teatro y parodia legal. Durante cinco largas horas, un tribunal popular, con Lunacharsky al frente como si dirigiera una obra de vanguardia, leyó los cargos contra Dios. ¿Las acusaciones? Nada menos que genocidio y crímenes contra la humanidad. Como Dios no se presentó, raro, ¿no? Pusieron una Biblia en el banquillo para hacer de acusado. Los fiscales, con cara de estar tomándoselo muy en serio, sacaron pruebas basadas en historias antiguas, mientras los defensores, asignados por el propio estado, intentaron salvar el pellejo del reo, alegando que sufría de demencia grave.
El tribunal, sin mucho suspense, desechó la idea. El 17 de enero, es decir, al día siguiente, llegó el veredicto, culpable, y la sentencia no se hizo esperar. Lo que no se especifica es si le fue asignado al reo un sacerdote, por si quería confesar. El caso es que, esa misma mañana, un pelotón de fusilamiento disparó cinco ráfagas de metralladora al cielo de Moscú, cuyos proyectiles parece que perforaron alguna que otra nube. Sin embargo, tras esta pantomima, la idea era clara. Ridiculizar la fe, y dejar bien sentado que el nuevo régimen no compartía el escenario con nadie, ni terrenal, ni espiritual.
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