Introducción. Historias de la Sierpe. 2r5i6i

La sierpe bajo las rocas Como seres humanos sufrimos una repulsión atávica hacia los reptiles y concretamente por las serpientes, estos animales sin extremidades que bajo nuestro ideal de fisiología debieran ser poco más que inválidos, se desplazan con una buena velocidad como por arte de magia, en su mayoría son carnívoras y su forma de caza generalmente en sigilo nos produce terror, ocultas acechan y con nuestros sentidos humanos embotados somos incapaces de detectarlas, generalmente tienen venenos mortales de necesidad, las que no lo tienen quizás sea porque no lo necesitan, su forma de engullir y digerir las presas tampoco ayuda a su reputación, la sierpe clásica forma parte protagonista de la mayoría de los mitos, leyendas e historias de todas las culturas antiguas, en unas edades del hombre que las historias se transmitían a la luz de las oleras, un hecho real relacionado con una serpiente, acaecido cientos de años atrás, acababa cambiando, mudando su piel, amplificándose y aderezado con la imaginación de las personas, convirtiéndose en una historia terrorífica y fabulosa, desde Asia y África proceden las leyendas más terribles de las serpientes constrictoras, la forma en que dan muerte a sus presas, aunque raramente sus víctimas son humanas, nos provoca pánico, primero tratan de morder las vías respiratorias para asfixiar a su presa y la constriñen poco a poco, a cada exhalación agónica estrechan su abrazo hasta que el individuo deja de moverse y luego proceden a engullir entera a la pieza, su tamaño en edad adulta es variable, pero por ejemplo la serpiente pitón africana en libertad suele medir de 5 a 6 metros y es capaz de engullir presas de hasta 60 kilos, no es nuestra intención promover el odio a las serpientes, nada más lejos de la realidad, pero si tratar de mostrar como en ciertas etapas del hombre, como la baja edad media, las sierpes ya tenían una injustificada mala reputación, por más atávico que sea nuestro terror.

Así en la antigüedad surgen los mitos y el culto a la serpiente, Amenet de Egipto, la diosa del misterio, era representada con la figura de una serpiente. Por otro lado, Kebehut, agua fresca, hija de Anubis, actuaba de diosa funeraria, responsable de dar agua a las almas de los muertos, mientras se completaba el proceso de momificación. También era considerada la serpiente celestial, responsable de la purificación del agua.

Y asimismo, Apophis, era la serpiente cósmica, que representaba el mal absoluto, tratando de interrumpir el ciclo solar y atraer el fin del mundo. Esa representación herpetológica del mal absoluto, se reproduce de nuevo en la Biblia, cuando Lucifer adopta la forma de una serpiente, y se gana la confianza de Eva, para que introduzca a Adán.