
Huellas en hierro y concreto. Un homenaje a Ignacio Arbeláez_T3_E3 9ez
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Con el testimonio de colegas y discípulos, con documentos que dan cuenta de sus aportes como profesional y los asombros que despertaban sus aficiones por la ingeniería, los ferrocarriles, el espacio y la magia y las culturas aborígenes, este programa rinde homenaje a Ignacio Arbeláez Restrepo, una de las voces históricas en la ingeniería colombiana y en el panorama ferroviario del país. Que pase el tren se estrena los domingos a las 13:00 (Col) en la emisora cultural Radio Bolivariana (www.radiobolivarianavirtual.com - 92.4FM y 1110AM en Medellín, Colombia). Realización: Joaquín Gómez Meneses Música original: David Ospina- Brona Records 464a6
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Que pase el tren, una conversación sobre rieles que nos lleva a todos los mundos posibles.
Realiza el comunicador social periodista Joaquín Gómez Meneses.
Figúrese que mi padre, también ingeniero civil, estudió con una beca en el ferrocarril, en la Facultad de Minas.
Cuando terminan esos estudiantes que fueron becados, ellos tienen que trabajar unos 10 años para los ferrocarriles, como una compensación a su beca.
Entonces mi padre, que terminó en 1931, lo enviaron para el ferrocarril a Pintada, hacia el sur.
Pero mi abuelo, Roberto Luis Restrepo, el Restrepo mío, era un representante por Antioquia en el Senado de la República.
Como era ingeniero civil y de minas, lo habían enviado a Marmato para que istrara las minas de Marmato y un día cualquiera llevó a la hija.
Y lo invitó a mi padre, que estaba de ingeniero único, allá en el Cauca, al frente de Marmato, y lo invitó también para que hiciera un recorrido y le mostrara tanto a la hija como a él.
Y mi padre y mi madre se enamoraron allá.
Mi padre siguió trabajando para los ferrocarriles y yo nací como primogénito de ese matrimonio que se creó en Marmato.
Y ya nos vinimos para Medellín porque me tocó nacer por allá, por Betulia, porque mi padre trabajaba en una carretera que era Urrao-Betulia-Concordia.
O sea que, por las venas mías, corré mucho ferrocarril.
Después de estar como interventor del aeropuerto, de la construcción del aeropuerto entre el año 80 y el 85, del José María Córdoba.
Entonces me dieron como un premio para ser interventor del Metro de Medellín.
Entonces empecé en el año 85 y trabajé hasta el año 2000.
Fueron 15 años que trabajé como interventor de la construcción del Metro de Medellín.
Entonces, cuando yo terminé en el Metro, en el año 2000, monté una cátedra en la Universidad Nacional y después llevé a EAFIT y la llevé a la Universidad Pontífice Bolivariana de Bucaramanga y a la Escuela de Ingeniería de Ferrocarriles, que la dicté hasta el año 2010.
Pero sigo enamorado de los ferrocarriles, sigo como en el Comité de Ferrocarriles de la Sociedad Antioqueña de Ingenieros que fundé desde el año 2000, casualmente, paralelo a la cátedra de ferrocarriles y que todavía está en vigencia ese comité.
Que los ferrocarriles en Colombia tengan una historia durante los años en que este modo de transporte ha pasado a un lugar menos digno que el de un segundo plano es gracias a personas que han dejado huellas con vocación, con pasión, comprometiendo sus capacidades profesionales y además diversos aspectos de sus vidas, incluso personales, invirtiendo, entre otras cosas, tiempos, esfuerzos y recursos, además.
Esta voz que escuchamos es la de una de esas personas, la del ingeniero Ignacio Arbelades Restrepo, cuya carrera profesional estuvo asignada por numerosos aportes a la infraestructura del transporte en la región y el país, por un trabajo reconocido como formador de profesionales de la ingeniería, especialmente en lo que tiene que ver con vías de comunicación.
Su vida, además, se caracterizó por un compromiso indiscutible con la promoción de los ferrocarriles y todo lo que giraba en torno a ellos, desde las innovaciones hasta la protección del patrimonio y la promoción de afectos hacia los trenes y hacia ese mundo maravilloso que disfrutó como profesional, como ferroaficionado, como ferromodelista, incluso.
El de hoy es un recorrido por la vida y las huellas que el ingeniero Ignacio Arbelades dejó en hierro y concreto, pero también en las vidas de discípulos, de colegas y de quienes lo conocimos en este afecto compartido por el mundo ferroviario.
El ingeniero Ignacio Arbelades, para sus colegas y alumnos, el ingeniero Ignacio, entre la comunidad de ferroaficionados, Nacho, para sus familiares y allegados, el mago Nachini, para toda persona que se dejara contagiar con su magia, vivió con intensidad todas las facetas de su vida en el plano terreno hasta el 17 de febrero de 2025, cuando conocimos sobre una despedida que desde ese momento no se había terminado.
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