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Relatos eróticos (Voz real)
La heroína más guarra

La heroína más guarra j1l3w

7/4/2025 · 09:54
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Relatos eróticos (Voz real)

Descripción de La heroína más guarra 2j2q5a

https://bellaperrix.com ❤️ Soy la justiciera, una especie de heroína que pistola en mano persigue a todo aquel que vaya armado con una buena polla y dos cojones cargados de leche. Cuando por fin les he dado caza no los entrego a la policía ni los meto en la cárcel, simplemente los violo, porque esa es mi manera de hacer justicia, ya que considero que todas tenemos derecho a nuestra ración de leche de vez en cuando. 🔔 SÍGUEME y ACTIVA LA NOTIFICACIÓN para recibir mis relatos eróticos. 🔔 Un nuevo relato erótico cada LUNES!. ¿Quieres anunciarte en este podcast? Hazlo con advoices.com/podcast/ivoox/1795339 a3u4h

Lee el podcast de La heroína más guarra

Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

Giro la esquina y le veo saltar por encima del capó de un coche aparcado. No me lo pienso dos veces, sigo sus pasos, corro tras él, cruzando la calle principal sin apenas tener en cuenta los coches que en ese momento circulan por ella.

Soy insultada por varios conductores enfurecidos que me dedican innumerables bocinazos.

Qué injusto es el mundo. Yo solo estoy trabajando. Es él a quien deberían pitar. En fin, no tengo tiempo de explicárselo.

El tiempo que persigo se ha infiltrado entre el gentío y apenas veo su cabeza cada vez más lejana.

Es lo malo de la Navidad, las multitudes acudiendo al reclamo de los grandes almacenes.

No quiero ni pensar el caos que se formaría si me diera por sacar mi pistola.

Acelero aún mis pasos y por pelos diviso al perseguido subiendo unas escaleras de incendios que llevan hacia el tejado de un edificio de seis plantas. Corro en dirección a ellas, y a medida que me acerco calculo los metros que me quedan para impulsarme en el aire de un certero salto.

Ahora me elevo lo suficiente como para conseguir sujetarme a la barandilla oxidada.

Noto cómo me cruje el brazo, antes de que empeore levanto el otro brazo y me ferro a la misma barandilla.

Luego una pierna y un impulso y ya estoy dentro.

Miro en lo alto y distingo una silueta contraluz entre los barrotes.

Me lleva cuatro pisos de ventaja. Tengo que cazarle antes de que sea demasiado tarde.

Ya descansaré luego.

Mientras mis pies parecen cobrar vida propia, mi cerebro piensa en muchas cosas.

Miles, millones de imágenes se cruzan ante mis ojos.

Marcas de ropa deportiva, animales diferentes, tipos de comida enlatada, perfumes y mi padre.

Que no sé de qué demonios pinta ahí.

Llego hacia el tejado y mis pensamientos desaparecen.

Los cinco sentidos despiertan y se ponen en guardia.

No le veo. ¿Dónde se habrá metido? Es imposible que haya saltado al tejado contiguo, porque el trecho de uno al otro es largo.

Tiene que estar escondido detrás de algún respiradero.

Saco la pistola y la sujeto con fuerza en la mano.

Estoy sofocada. Hace frío, pero mi cuerpo suda de manera exagerada.

Tengo la espalda empapada. Me duele el costado y jadeo costosamente.

Cualquiera diría que no me entreno desde hace más de un mes por lo menos.

Una gota desciende por la sien, cruza la ceja y termina plantándose en una de las pestañas del ojo izquierdo.

Odio estas situaciones.

No dudo un instante en deshacerme de ella con la mano, pero no es buena idea.

Mi presa se vale de ese mínimo instante de distracción y se abalanza sobre mí, tirándome por el suelo.

La pistola rueda unos metros. Intento recuperarla, pero el tío me tiene bien sujeta.

Menuda fuerza.

Situado encima, me mira y sonríe burlonamente.

Va directo hacia mi cuello y lo lame por entero.

Menudo hijo de puta. Me ha dejado completamente mojada.

Suelta un brazo, pero aún así me resulta imposible moverlo.

No se lo piensa dos veces y como una fiera se dedica a rasgarme la blusa.

Siento su mano presionándome la muñeca sobre la arenilla que inunda por completo el suelo del tejado.

Su mano grande y de dedos largos magrea mis tetas por encima del sujetador.

Debería matar a este zardo.

Tira de ellos y ambos senos quedan completamente a su merced.

No parece disgustarle.

Grandes, tuergentes y con dos pezones gruesos y rosados que suelen hacer las delicias de mis amantes.

Me los chupa con esa lengua inhumana que esconde tras los labios y una extraña e inoportuna sensación de placer me invade por entero.

Estoy a punto de dejarme follar entre sus brazos.

Pero de pronto recupero el sentido de la realidad y reacciono como cualquier mujer reaccionaría en un momento así.

Le propino un rodillazo entre las piernas y mi agresor cae de espaldas, gimiendo y retorciéndose.

Me alejo de él lo suficiente como para recuperar mi arma y en cuanto la sostengo en la mano me giro y le apunto directamente entre los ojos.

El tío todavía se retuerce de dolor, pero me mira con los ojos inyectados en sangre y se pone en pie, haciendo un notable esfuerzo.

Le obligo a retirarse hasta apoyar la espalda en un respiradero y bajarse los pantalones.

No parece querer entenderme, así que le repito la orden, elevando el tono de voz amenazante y apuntándole más cerca con mi pistola.

Ahora es mi turno y te vas a enterar.

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