Madres en oración: La vocación de ser madre - Ep01T09 32b66

Porque donde se reúnen dos o tres en mi nombre, ahí en medio estaré yo.

Ser madre no es tarea fácil, pero juntas podemos lograr el cielo.

Bienvenidos a esto que es Madres en Oración, con Adriana Corona.

Hola, mis mujeres preciosas. Me da mucho gusto saludarlas.

Y hoy vamos a iniciar una nueva serie que se llama Educando con Amor y Disciplina.

Y este primer capítulo de esta serie se llama La Vocación de Ser Madre.

Vamos a redefinir qué significa ser mamá en un mundo donde yo creo que muchas de nosotras nunca nos hubiéramos imaginado que veríamos a mujeres gritar para tener como derecho el asesinar a sus propios hijos. Pero bueno, vamos a ver.

Ser madre es un regalo y es mucho más que una experiencia biológica o un papel social.

Es una vocación divina, es una misión espiritual profundamente transformadora y enraizada en nuestro propio ser. Nuestro cuerpo, mis queridas amores, estamos muy conscientes que nuestro cuerpo fue diseñado desde la eternidad para dar vida.

No fue diseñado para asesinar la vida. Entonces, en tiempos donde la maternidad ha sido denigrada, donde la maternidad es atacada, donde la mujer ahora ve como derecho de su cuerpo el aniquilar por su irresponsabilidad a los hijos de su vientre, qué importante es que redefinamos qué significa ser mamá.

Entonces, ser madre no es simplemente algo que me pasó. Pues me pasó.

Si no es algo a lo que vamos, a lo que somos llamadas a vivir desde la eternidad.

El solo hecho de que te aceptas y te valoras como mujer. Tu cuerpo está diseñado para dar vida.

Tu cuerpo está diseñado para ser madre. No todas podrán serlo, pero así está diseñado.

¿Por qué la maternidad es una vocación? Y vamos a entender qué es una vocación.

Una vocación es un llamado para cumplir una misión específica en el mundo. No es algo general, es personal, es concreto, con nombre y apellido. La maternidad, entonces, en este sentido no es un accidente. Es el resultado, ni el resultado solo biológico, sino es algo más. Es un acto intencional del amor divino.

Y aquí me quiero detener. Una de las cosas que hoy está lacerando nuestra sociedad, mis queridas hermosas y preciosas, es que hoy la mujer en el afán de ser libre, en el afán de reconstruir su vida, en el afán de que se siente empoderada, se ha vuelto más promiscua que el hombre. Y ahí hay estadísticas.

Lo que criticábamos del hombre, ahora la mujer lo hace aumentado y además le distorsiona su esencia de mujer. Hoy, con tristeza, y yo creo que ustedes lo pueden ver, hoy con tristeza una gran mayoría de mujeres en el mundo ya no quieren tener hijos. Ahora tienen perros, porque es más fácil darle de comer a un perro, porque si salgo de vacaciones lo mando a un lugar donde guardan los perros y yo me voy, porque no me exige más allá de salirlo a pasear y darle de comer. Entonces, qué fuerte es que esta vocación que está propiamente enraizada en nuestro ADN esté tan deteriorada, tan marginada, tan devaluada, porque pareciera que ser madre es algo denigrante.

Dios pensó en nosotros como mamás antes de que nos supiéramos. La maternidad de amores no comienza con el embarazo ni con el parto, comienza en el corazón de Dios.

Cada hijo que nace en el mundo, sin importar las condiciones en que nazca, es un hijo que es pensado y diseñado por Dios. Así haya nacido en unas situaciones difíciles, así haya nacido, no lo esperabas, así haya nacido producto de una aventura, un niño es diseñado en el corazón de mamá y es llamado desde antes que el niño nazca.

En Jeremías capítulo 1, versículo 5, dice, antes de formante en el vientre, ya te conocía, antes de que nacieras te consagré. Entonces, cada niño que viene a este mundo tiene una misión.

Y quiero hablar de María. María es el modelo perfecto de vocación maternal. Imagínense una joven de entre 15 y 16 años, que llega el arcángel de la naturaleza.