
Descripción de Episodio 21. Zona de Confort c6d2t
Virgencita que me quede como estoy... ¡Ojo! que ni es tan bueno, ni es tan malo. Todo en su justa medida. Hoy hablamos de ese lugar conocido donde todo parece estar bien… pero donde muchas veces nos sentimos apagadas, bloqueadas o estancadas. Salir de tu zona de confort tiene sus beneficios, aunque no siempre es fácil. Escucha el episodio de hoy y juntas saltaremos fuera. 4d6d2r
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Hola a todos y bienvenidos a un nuevo episodio de Ni Tú Ni Yo, el podcast donde las cebas hablan. El tema que vamos a tratar hoy es la zona de confort, y es un tema que nos ha pedido una de nuestras oyentes, así que no vamos a decir su nombre, pero se lo dedicamos, que nos ha hecho muchísima ilusión que nos hayáis hecho llegar alguna tipo de sugerencia sobre temas a tratar que os interesen. Eva, ¿por dónde empezamos? La zona de confort.
¿Qué es la zona de confort? ¿Por qué no es un espacio, no es una habitación, no es una casa, no es una zona delimitada? Bueno, podríamos imaginárnoslo como una habitación, ¿vale? Me parece bien incluso como imaginación, ¿vale? A ver, la zona de confort realmente sería esa zona en la cual nos movemos porque nos sentimos cómodos, ¿vale? En nuestro día a día, evidentemente, pues nosotros... No solamente...
Voy a hablar, cuando hable de la zona de confort, voy a hablar sobre todo en dos ámbitos, en la zona profesional y en lo personal, sobre todo, porque creo que es donde más ocurre esto, ¿vale? Entonces, bueno, sí que es verdad, imagínate, si hablamos de la zona de lo profesional, acuérdate, hace 30 años, nuestros padres, tal, es como que empezaban en una empresa y toda la vida continuaban ahí, sin mirarse si estaban bien, era...
A eso podemos llamar un poco esa zona de confort, ese momento donde yo empiezo y es que no me pregunto si estoy bien o mal, yo continúo, por inercia, ¿vale? Muchas veces los psicólogos decimos que no se sale de la zona de confort, o por miedo, o porque viví esa ansiedad, porque claro, salir de la zona de confort no es fácil, es esa habitación en la cual me siento... A eso ya llegaremos, ya llegaremos.
Ah, vale, perdona. Un poco ubicándolo, es esa habitación en la cual te sientes segura, por eso me ha gustado lo que me has planteado al principio.
Sí, la similitud, ¿no? Exactamente, que me digas, Eva, es como... Pues sí, es una habitación que nosotros habríamos hecho a nosotros y nos sentimos súper cómodos, ¿vale? ¿Y por qué no sales de esa habitación? Si sabéis que afuera hay cosas súper guays, ¿no? Sí, nos veremos, pero ¿por qué no salimos? Pues muchas veces no salimos por eso, por eso es miedo, por esa ansiedad, por eso me siento segura aquí y no me muevo. Eso sería esa zona. Tener tu zona de confort. Correcto. Vivir en tu zona de confort. Vivir en tu zona donde te sientes seguro y donde crees que estás bien.
Y entonces, por inercia de tu día a día, te has creído que eso es lo que es bueno para ti y te mantienes ahí. Insisto, tanto en lo profesional como en lo personal. Vale, ok. Señales de que estás en una zona de confort. Ah, muy buena, o sea, si hablamos de señales que dices, más que nada para que nuestros oyentes lo vean más claro. Digan, incluso que se lo planteen. Puede ser que ellos tengan ese momento. Bueno, pues yo diría que una de las cosas que pueden ser es que vives en piloto automático. Es como que no te planteas tu día a día, es como, por ejemplo, cuando conducimos y ponemos que vas a 120 y vas a 120.
Ya está, no hay más. Voy por aquí. Velocidad de crucero. Correcto. Pero no te planteas nada en tu día a día, ni siquiera de, uf, pues mira, hoy me apetece más esto. No, es como, esto es lo que me toca, yo siempre cojo el autobús, luego voy aquí, luego... Y haces lo mismo. Además, incluso, empiezas a experimentar en tu día a día un poco una apatía de, uff, otra vez lo mismo. Te levantas y es como, uff, otra vez lo mismo, porque siempre es lo mismo. Eso podría ser una de las señales.
Otra puede ser, por ejemplo, que debido a esto, que vives así, dejas pasar oportunidades, dejas pasar por ese miedo a lo mejor a experimentar, pues incluso entre tus amistades, oye, ¿te vienes a pasar un fin de semana? No, es que yo tengo que hacer esto, tengo que hacer otro, es como, lo hago todo... Vamos a tener una experiencia diferente, un viaje, una escalada, y a todos como que, uff, uff...
No, yo estoy muy bien. Es que siempre hago esto, me voy a dar un paseo, luego almuerzo, luego no sé cuándo nos vemos... Y él no sé si podrá hacerlo, a lo mejor no va algo para hacerlo... Muy buena, buscamos excusas, claro. Por supuesto, mira, y dentro de buscar excusas es procrastinamos, que eso también es una de las cosas que, uff, ya veremos, lo dejo. Ya lo haré, luego ya sí eso.
Claro, efectivamente. Luego, por supuesto, todo eso te hace que te cierres a vivir cosas y experiencias diferentes, que muchas veces te puede proponer el entorno o te lo puede proponer el mismo...
Normalmente tu círculo sucia, pero es que tampoco ni siquiera te preocupas por ampliarlo, es como que tengo, insisto, estoy aquí con lo de siempre y ya está. Y volvemos a las rutinas, son rutinarios. Es como que, insisto, en ese piloto automático todo en mi vida me va bien.
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