EP.6 Regreso a Ítaca 5e1l56

Y un día me di cuenta de que ya no existe nada más que el silencio.

Aquel grito infantil que tanto me desgastaba.

El caos que me causaba un torbellino de emociones.

Ahora síndrome de nido vacío.

Armónica es ahora mi soledad con el compás de tanto silencio.

Llegó el momento de dedicarme cada momento.

Porque las hojas del calendario se caerán con tiempo.

De repente caí en la cuenta de que mi mente era un baúl de recuerdos inolvidables.

Guardo en este baúl desastres de juguetes.

Una variedad de muñecas.

Vestidos tejidos para transformarse en araña.

Ese balón con que jugaba mi pequeño.

Esos tenis y uniforme de colegial.

Aquellas muñecas con las que casi caigo al resbalar.

Aquel domingo lleno de cuentos destaparramados en mi cama.

Era el único silencio en casa.

Cada pequeñita casa pequeñita.

Pero donde se pervive el aroma de mamá.

Hace tanto que se fueron.

Me di cuenta de que no pueden construir una vida sobre la de ellos.

Cada uno elige sin tomar en cuenta esos sentimientos.

Esos recuerdos.

Solo me queda impulsarlos cuando hacen lo que es correcto.

Me di cuenta de que no hay carrera más perfecta que corretearlos con la chancla.

Interminables con mi risa.

A pesar de mi nostalgia.

Recordar al que dormía profundo con solo sentir la sábana.

La batalla de la niña al desafiar el sueño.

Tuve que inventar cuentos.

Cantar sin saber.

Transformar el cuento.

Mi sábana desaparecida transcurría como la medianoche.

Miraba mis almas respirando en un sueño placentero.

Y un día se fueron.

Me di por vencido.

Fue como un duelo.

Cuenta me di de que la cena estaba llena.

Llena de recuerdos y solo un plato en el fregadero.

Y ver que todo está en su lugar.

Ver que todo está en un orden fenomenal.

Sin mochilas para el colegio.

Aprendí a disfrutar que en el suelo de la entrada ya no hay suciedad.

Cambié sus lápices por un nuevo marcador.

Sus desordenados uniformes por mis jeans favoritos.

Sus juegos de colores por aquella acuarela.

Esa ropa de talla inferior por un poco de mi talla perfecta.

Ya hasta hago mi mejor siesta para recordar quién fui al tener el rol de papá.

Y a mi cama no desentiende a menos que lleguen mis nietos.

Ahora forman lo que ya es mi perfecta locura.

Tenerlos de visita para mí es perfecto.

Me alborotan hasta el cortisol.

Pero aquí en mi corazón sigue ese síndrome porque aún mi nido está vacío.

No soy más que aquel estado de consciencia tranquilo porque ellos fueron toda mi existencia.

Pero un día se fueron sin permiso de la vida.

Hoy me siento con mi amiga la máquina de escribir sentado en esa silla.

Compañera de mis tacitas de té.

Echo mano al libro que me da la sabiduría sin echar de menos una voz inocente que me interrumpe.

Hoy paso mi página que pasa por delante mi vida.

Recuerdo con frecuencia porque esos, esos momentos ya no vuelven.

Así es la vida.

Buenos días, buenas tardes, buenas noches.

Allí donde te encuentres y ojalá que sea en ese sitio que te acerca cada día un poquito más a la vida de tus sueños.

Les saluda Adriana Odone y esto es Regresa a Itaca, tu programa de desarrollo personal por la 92.9 Radio Marrachí y me acompañan en cada travesía Rosa, Gaspar y por supuesto Joan en los controles, poniendo todo a punto con la buena música.