
Descripción de En tu jaula de oro w5c1d
A lo mejor, es un buen momento para abrir la puerta de la jaula... “(…)Aunque la jaula sea de oro, no deja de ser prisión” Los Tigres del Norte. Grupo musical 1l502j
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Bienvenidos a un nuevo episodio de No sé bailar, pero aquí estoy.
Seguramente estás bien cómodo, a cuerpo de rey, bien pagado.
Trabajas a tu aire, te encuentras seguro.
No necesitas hacer demasiado para seguir así.
Por eso te conformas con hacer lo mínimo para mantener tu posición y tus beneficios.
No te hace falta mucho más.
Aunque tal vez estés limitado por una alarmante falta de desafíos y de metas ambiciosas, sin oportunidades reales de crecimiento o desarrollo profesional.
A lo mejor estás en una jaula de oro, un lugar de lujo.
En los siglos XVI y XVII, cuando el Imperio Otomano estaba en su esplendor, muchos sultanes mantenían a sus herederos en lugares con enormes comodidades.
Eran sitios lujosos, sí, pero a su vez, restrictivos, en los que los príncipes herederos vivían en constante vigilancia para que no organizaran conspiraciones contra el sultán reinante del momento.
Los príncipes, aunque vivían en la opulencia, se encontraban virtualmente prisioneros de su propia familia y era habitual que entre ellos surgieran conflictos y rivalidades.
La jaula de oro sirvió a los sultanes para mantener el control del poder en sus manos y evitar rebeliones, pero también condujo a tensiones internas y luchas por el poder dentro del imperio.
Atrapado.
¿Y no quieres salir? Eso te pasa a ti.
Un empleado con buen salario, pero sin retos significativos.
Un empresario con una empresa más o menos próspera, que se encuentra atrapado en una rutina agotadora de responsabilidades y decisiones diarias monótonas.
Un profesional prestigioso, con alto nivel de reconocimiento, para el que su trabajo carece de significado personal y no contribuye a su sentido de propósito.
O ese alto ejecutivo con todas las comodidades, pero carente de desafíos y motivación por el trabajo.
El término jaula de oro suena como una contradicción.
Después de todo, ¿cómo algo tan lujoso y aparentemente beneficioso puede ser perjudicial para nuestro desarrollo y para el de nuestra empresa? Esa situación de confort y abundancia, donde tanto el confort como la abundancia son solamente materiales.
Es una prisión virtual.
En su profundidad y a lo largo del tiempo es un lugar muy limitante.
Tienes teóricamente todo, pero te sientes frustrado.
Y aunque en algún momento tengas ganas de irte a otro trabajo, no lo vas a hacer porque no te merece la pena.
Estás amarrado.
No tienes motivación, pero, a la vez, no te vas porque, económicamente, no te sale rentable irte.
A lo largo del tiempo no te merecen su trabajo, pero es muy difícil que cambie a otro en el que le ofrezcan menos.
Te quedas infeliz en tu jaula de oro para siempre, cada día con menos motivación y, a la larga, creando un mal ambiente laboral.
Prueba a abrir un poco la puerta de la jaula, hablar de forma negativa de tus compañeros, ir a trabajar todos los días sentir que los fines de semana y tus vacaciones se pasan muy rápido.
Te fijas bastante en el mercado externo de trabajo, pero sabes que no es accesible para ti.
Sobrevaloras en exceso lo que te da tu trabajo, como, por ejemplo, el coche de empresa, tu puesto, el nombre de la organización...
Todo esto provoca los síntomas de la jaula de oro.
Clima laboral muy tenso, poca rotación de personal y, sobre todo, una empresa o negocio que parece estancando en lugar de evolucionar.
Por supuesto que los beneficios y las comodidades laborales son necesarios, pero no deberían de utilizarse como un sustituto del compromiso real y del desarrollo profesional.
Hay que abrir la jaula para promover un ambiente en el que los trabajadores estén contentos, motivados y dispuestos a superarse a sí mismos.
Y es que las organizaciones necesitan a personas que se sienten bien, bien, bien, bien, bien, bien, bien, bien,
Comentarios de En tu jaula de oro 1q6q69