En Semana Santa - Emilia Pardo Bazán 3q211k

La luna deslumbrante asuman entre los árboles lo oscuridad de la noche lo inunda todo y una tenue niebla comienza a aparecer alguien trate en el bosque busca el árbol viejo siéntate a su lado ponte cómodo si era los ojos y escucha la historia que trae tati las criaturas de la noche bienvenidos estos son los cuentos del bosque oscuro semana santa de emilia pardo bazán la cabecera del moribundo estaban preciosa y conrado asistiendo leer sus últimos instantes tembloroso como el criminal que sube las escaleras del cadalso criminales serán aunque criminales triunfante antes coronado por el ciego destino conrado y precioso el que después de largos sufrimientos su cumbia en el cuarto impregnado de olores medicinales tropas en triste sido por la luz amarillenta de la lan parilla que iba extinguiendo se al parque la vida del agonizante era el esposo de preciosa el protector y bien hechos de conrado y para los que de común acuerdo la engañaron y o prendieron sus canas no tuvo nunca que el honradez simo viejo generoso y confiado como un niño más que palabras de dulzura y hechos de bondad y amor abierta siempre a conrado su bolsa es su casa abierto siempre los brazos y el corazón para preciosa cuya juventud no quiso en triste hacer nunca con severidad desde anciano y melancolía de enfermo el infeliz tenía derecho a la gratitud el respeto más tierno y grave ya que otros sentimientos vehementes no pueda inspirar los la lectura y ahora se moría se moría lentamente después de advertir a preciosa que quedaba instituida su única heredera y que si no sentía repugnancia por conrado a quien el miraba como hijo deseaba que ambos le prometí deseen pasarse a la terminación del luto cuando manifestó así su voluntad en voz desmayada y flaca y apoyando a sus manos ya frías en las manos febriles de conrado y preciosa los dos estremecieron y sus ojos como delincuentes que tratan de ocultarse y no saben donde bávaro por el suelo cargados con el peso de la vergüenza preciosa sin embargo mujer y extremadas la pasión fue la primera que recobró ánimos y reaccionando violentamente trato de atraer la mirada de conrado y de pagarla con una débil sonrisa pero conrado como si siéntese picaduras de víbora se retiró al fondo de la alcoba y dejándose caer en la meridiana escondió entre las palmas el rostro un si la veo apenas perceptible del moribundo le llamo otra vez a la cabecera del hecho conrado mira soy lo que te lo ruego en este momento sol no