La dejadez mata el amor 5o622i

Hola amigos, aquí estamos nuevamente en la vida como es, les habla José María Contreras.

Que a los seres humanos nos pasan el acostumbramiento, uno se acostumbra a todo en esta vida, uno se acostumbra a todo, eso tiene sus costes en términos de amor, la dejadez mata el amor de pareja, no hay ninguna cosa en la vida que se desee tanto, no hay nada en el mundo que se desee tanto como la felicidad, cuando uno se casa o tiene un hijo o le sale un trabajo muy bueno, se le dice felicidades, que sea feliz, lo máximo que se le puede desear a una persona es su felicidad, es lo que desea todo el mundo y pocas cosas se consiguen menos que la felicidad, y por qué no tenemos esa felicidad, pues por varias razones, una de ellas es porque el ser humano no se conforma con la felicidad, es decir, queremos más y entonces no parece que no somos felices, y otra muchas veces, porque no ponemos los medios para ser felices, un estudiante no puede ser feliz si no estudia, siempre le quedará esa sensación de que no está haciendo lo que debe, un tendero de una tienda no puede ser feliz si le roba a sus clientes, no puede, aunque se crea que sí, y aunque se crea que robando va a ser más feliz, porque por eso lo hace, porque todas las cosas que hacemos en esta vida, las hacemos porque nos creemos que vamos a ser más felices haciéndolas, si son voluntarias, claro, y no es verdad, en una relación de pareja, en un matrimonio, si no se ponen los medios para querer, no se puede ser feliz, es decir, yo tengo que poner los medios para querer, independientemente de que el otro o la otra me responda o no me responda, me diga, no me diga, por tanto yo a lo que me he comprometido con el otro en una relación con la otra es a quererlo, yo lo que hago cuando soy estudiante, lo que me comprometo, lo que intento hacer es estudiar, pues estudiar por los medios, es que la gente de mi clase no estudia, bueno, pues si la gente de tu clase no estudia, estudia tú, pues igual, en vez de querer ser felices, en vez de intentar ser felices, en vez de llegar a ser felices, nos conformamos con sucedáneos de la felicidad, a la tranquilidad, al que no haya nada que nos disturbe, le llamamos Paz y no tiene que ver con la paz, la tranquilidad de la que muchas veces le llamamos Paz, es la tranquilidad de los cementerios, la tranquilidad no es la Paz, la Paz proviene, la Paz en el hombre proviene de luchar por querer a quien debe querer.

Si uno no lucha por querer a quien debe querer, no tendrá paz, puede tener tranquilidad, una tranquilidad pasajera. El querer querer ya es querer, el querer querer a quien debemos de querer en esta vida, eso nos produce una paz grande. A la carcajada, estoy hablando de los sucedáneos, de la felicidad, a la carcajada le llamamos alegría. Una persona alegre no se manifiesta por sus carcajadas, una persona alegre se manifiesta fundamentalmente por su sonrisa. Sonreír de un modo habitual es muy difícil, sonreír de un modo habitual es muy difícil, porque necesita uno tener esa paz y esa alegría de fondo.

Cuando se tiene sólo tranquilidad o carcajadas, uno no sonríe de manera habitual. Al placer pasajero le llamamos felicidad. ¿Cuántas veces después del placer pasajero lo que viene es un sentimiento de culpa, un sentimiento de tristeza? ¿Cuántas veces nos arrepentimos de no ser fiel a quien debemos ser fiel en pequeños detalles o en grandes detalles? Generalmente, y de eso es de lo que quiero hablar hoy, esa dejadez en pequeños detalles nos lleva a los grandes detalles. Nadie es infiel