Cuarto Milenio: Ramón Gabarró, el primer coche eléctrico español 62d1h

Por cierto, ya saben que este programa también se escucha. Vaya experiencia en Evox. Ahí está, cuarto milenio. Disfrútenlo. Yo les invito a ello.

Además, hay un asunto que nos compete. Coche eléctrico. Hemos hablado muchas veces de él. Es más, está en boga y en debate, pues, por todos los acontecimientos recientes. Las baterías, los coches, la electricidad... Bien, ustedes lo saben todo en el aspecto de actualidad y polémica.

Pero también saben que en cuarto milenio tenemos debilidad por las historias asombrosas de inventores, ingenieros, creadores, personas que patentaban cosas asombrosas. ¿Y cómo se quedarían ustedes si yo les dijese, yo desde luego me quedaría perplejo, que hubo un coche eléctrico, pero mucho antes incluso de aquel pionero que contamos, como coche autónomo en nuestro país? No, no, no.

Y aquel coche que iba supuestamente con un motor diferente, y aquel coche que empleaba el agua como parte de su combustible y también fue muy mencionado y polemizado en la prensa de los años 60, pues vemos todavía más atrás. O sea, tiene más valor. El primer coche eléctrico español es que no se lo van a poder ni imaginar. Pero para eso está nuestra investigación.

Aunque pueda parecer imposible, el primer coche eléctrico español lo creó a finales del siglo XIX el ingeniero catalán Ramón Gavarró y Julián, es decir, hace más de 100 años. Igualmente inventó una serie de equipos que pudieron haber revolucionado la técnica y ciencia si no fuera por la falta de apoyo de los políticos y empresarios de su tiempo.

Ramón Gavarró nació en Manresa, por la edad que cita en los artículos, nació en 1867. Desde muy joven se apasionó por la electricidad y logró un puesto de director en la Sociedad General Catalana de Electricidad. Crea una patente muy interesante, que son unas baterías secas extremadamente eficientes, que además son muy sólidas, son muy robustas y lo más importante, muy baratas de producir.

Es decir, ha creado unas baterías ideales para poder empezar a utilizarse en los nuevos dispositivos que se están inventando en aquella época. El primer invento, la primera patente, es la pila seca. La pila seca, a diferencia de la pila húmeda, depende del electrolito que se use y en el caso suyo, en concreto de la pila seca de Ramón Gavarró, tenía que ver con un electrolito basado en zinc y en sulfuro de mercurio.

Lo suficiente para que generara 8 voltios o 9 voltios incluso y 3 amperios de intensidad, lo cual no estaba nada mal. En España le daban muy buenas palabras y le prometían probar los inventos y los experimentos, pero nunca se llegaba a nada. De hecho, varias patentes suyas caducaban por no aplicarse. Parece que tiene problemas para cobrar la exhibición que hace en Francia de un tranvía que hizo funcionar con sus famosas baterías.

Un tranvía que ya no necesitaba decatenar y ya podía funcionar simplemente con unas baterías muy ligeras, muy eficientes y muy robustas. Pero parece ser que hay algún problema, él no recibe el dinero prometido y que se lleva las baterías que había instalado en el tranvía, las que puede, las que no puede, las manipula, las boicotea para que no puedan ser robadas esa patente y escapa con ellas.

Estaba con su mujer, Luisa Pagón, y se les acusó de anarquistas y de organizar desórdenes públicos. Fueron detenidos, se les expulsó de Francia, su mujer se la dejó marchar, pero Gavarró quedó preso en Bayona durante tres meses. Y al final hay una orden de captura, cuando llega a Barcelona le meten en prisión, en prisión preventiva, porque quieren determinar todas las acusaciones que se vio en Bayona.