Cuarto Milenio 20×32 (04/05/2025): Dentro de RAMA 1d4w1z

Muy buenas noches, bienvenidos a la nave del misterio.

En unos minutos, y les aseguro que son muy pocos minutos, va a estar aquí una joven llamada Alba.

Alba nació dentro de una secta, en las entrañas de una secta que supuestamente conectaba con entidades extraterrestres.

Hubo hasta 600 grupos de este tipo en nuestro país a finales de los 70 y principios de los 80.

Fue mentalmente desprogramada, fue abusada delante de sus padres y un día, como en una película de persecuciones, pudo escapar.

Va a estar aquí.

La historia es increíble, pero no la entenderíamos en su complejidad sin su conexión con el misterio.

Y es aquí donde quiero contarles otra pequeña película absolutamente real, que incluso yo mismo viví, porque yo estuve en el origen de todo esto.

Por lo menos estuve en la calle de Junín, distrito de Barranco, donde todo empezó.

Todo esto que ven, que nuestro compañero Miguel ha confeccionado aquí, que es muy interesante, es solo la punta de Liceberg.

No estamos solos, yo vi dos ovnis, portadas de periódicos, os con extraterrestres.

Nunca vendió tanto la Gaceta del Norte.

Podíamos poner aquí este otro emblema.

Misión Rama.

Libertad, unidad, amor, fe, entrega, servicio, nacer, vida, esperanza.

Bueno, todo comienza en este lugar, en el Girón Junín, que yo visité mucho tiempo después, cuando ya estaba decrépito.

Un grupo de aficionados a la astronomía y un numeroso grupo también de universitarios limeños empezaron a trazar os, previa cita, con supuestas entidades extraterrestres.

Puede parecernos increíble hoy, pero no era así en el verano de 1974.

¿Qué cambió todo? La presencia de un reportero de sobra conocido, J. J. Benítez, que nos influyó enormemente, que de todas aquellas crónicas hizo el libro bestseller en España y en América, Ovnis S.O.S. a la humanidad.

¿Qué contaba Benítez? Su propia experiencia.

Llegó allí y fotografió a los hermanos Paz-Wells, hijos de Carlos Paz-Wells, a quien yo llegué a entrevistar hace más, bueno, casi 30 años.

¿Por qué? Habían pasado de ser un grupo en Perú, como tantos otros de los años 50 y 60, interesados con la vida extraterrestre, a por una serie de acontecimientos acaecidos en el desértico y sobrecogedor, se lo aseguro, porque allí ha estado Arenal de Chilca, a unos 80 kilómetros de Lima.

Parece ser que un buen día aquellos seres descendieron.

¿Cómo eran aquellos seres? Los dibujaban, no les puede parecer casi naif.

Hombre de Apu, Hombre de Ganímedes, Hombre de la Tierra, porque tenían claro perfectamente aquellos grupos, que luego se llamaron Misión Rama, que había un o.

¿Cómo se hacía ese o? Bien, mediante escritura automática.

Esto era una novedad tremenda en el Perú de aquella época.

Y luego vino España como un torbellino.

Se ponían prácticamente en trance y aquellos seres llamados Oxalc, Antarxeran, nombres que han quedado en la memoria del tiempo, les decían dónde y cómo iban a aparecerse sus naves.

Claro, como muchas veces, y estábamos ante una serie de observaciones en Perú, esto ocurría por lo menos a nivel del cielo, el nivel de ansiedad, el nivel de estar viviendo algo diferente, que el resto de la humanidad no entendía, provocó que ese grupo fuese creando adeptos.

Pero las crónicas de Benítez son fundamentales.

¿Por qué? Porque ante las ideas más o menos filosóficas de unos seres del espacio que, en el fondo, no eran sino ángeles vestidos de astronautas, que venían para salvarnos o para conectar con los que se podrían salvar.

Aquí tenemos la estructura clásica de la secta.

Si usted sigue los parámetros de este grupo, usted será salvado del apocalipsis que viene.

Año 1974, el mundo está en plena Guerra Fría, y la posibilidad de una deflagración atómica existe.

Estos jóvenes de entre 18 y 20 años se creen elegidos.

La crónica de Benítez termina con su mítico Yo vi dos ovnis.

El reportero de sucesos de la Guerra del Norte acaba siendo convocado en el Arenal de Chilca y él observa dos gigantescas luces.

No le permitieron llevar las cámaras, era un rito de invocación, y dos gigantescos globos luminosos, esferas, acaban sonando.