El coste democrático de la bronca sobre el Apagón eléctrico y el Parón de los trenes: los daños colaterales 08/05/25 1x5v5j

Continúa en Sigma la sintonía de Radio Clara. Seguimos en Jiure Direct en este espacio que dedicamos a las entrevistas, a vuestra participación y vamos con el vaivén, con el compañero Rafa El Cid, a quien tenemos ya a la otra parte del teléfono. Buen día, buenos días, Rafa.

Buen día, buenos días. Buenos días. Vamos con este espacio para el análisis y la reflexión que cada semana llega aquí al Jiure Direct de Radio Clara y en el que hoy nos propones hablar sobre el coste democrático de la bronca sobre el apagón eléctrico y el parón de los trenes, sobre los daños colaterales. Vamos a ello, Rafa, a ver cómo presentamos esto.

Vamos a ver, este es el típico caso, que ya es muy frecuente, de que una bronca impide que los árboles dejen ver el bosque. Es decir, es importante no solamente lo que ha ocurrido, sino el contexto y el capítulo de responsabilidades. Empezar con una proyección, una transferencia de responsabilidades a otros no es propio de una democracia, es propio de una dictadura, que no hay oposición o que la oposición es reprimida, pues el poder se puede permitir el lujo de hacer esa transferencia.

Tiene de alguna forma a la ciudadanía condicionada y eso le permite al autócrata de turno, a la dictadura, crear una cohesión falsa. Es decir, crea una cohesión a través de la polarización de la sociedad. Es el famoso y tú más. Sin embargo, lo que hace es evitar el rendimiento de cuentas. Es decir, no tiene responsabilidad. Sin embargo, en las democracias sí hay que rendir cuentas y los actos tienen consecuencia, tanto a nivel particular, a nivel personal o, por supuesto, a nivel de los representantes políticos que no solamente han sido elegidos por los ciudadanos, sino que además cobran del erario público.

Y además, en una democracia hay un consentimiento de los gobernados. Se da por hecho que los gobernantes tienen el consentimiento de los gobernados y que ese consentimiento se evalúa continuamente a través de los actos del poder. En el franquismo, que era un ejemplo clásico de no responsabilidad, de no rendimiento de cuentas, se recurría también a este modelo de buscar la cohesión a través de la polarización. Aquellos que tengan una cierta edad o sean leídos en historia se hablarán claramente, recordarán perfectamente cómo en la dictadura se hablaba de la conjura judeo-mazónica comunista cada vez que había un problema serio de tipo político.

Se hablaba, por ejemplo, de la Pérsida Albión y se salía la propaganda patriotera de equivaltar español. Pero todo era para encubrir momentos de debilidad de esa dictadura, intentando crear una cohesión interna que estaba forzada. Porque no había elementos de capacidad por parte de la ciudadanía para expresarse libremente. También se recurría en el franquismo a unos supuestos referendos que en realidad no eran referendos.