Conferencia de A. Escohotado, E. Aguirre y P. Schwarz q2v

Buenas tardes a la última conferencia de esta convención liberal.

En primer lugar, agradecer a la organización, particularmente a Víctor Santana, por la organización de todo y también por invitarme a moderar con estos titanes del liberalismo.

Hago simplemente una breve...

¿Titana? Titana.

Una breve presentación, aunque es de sobra conocida por todos, por si hay algún despistado, pasamos directamente a unas preguntas rápidas, pero es una charla liberal en todos los sentidos y pueden ustedes interrumpirse e intervenir cuando quieran.

Doña Esperanza Aguirre, en primer lugar.

Primera línea de la política española durante mucho tiempo.

Comenzó en la Unión Liberal, después Partido Liberal y después en el Partido Popular.

Ha sido ministra de Educación, Cultura y Deporte.

Primera y única mujer presidente del Senado.

Presidenta de la Comunidad de Madrid durante nueve años.

Bienvenida.

Don Pedro Suárez, una de las figuras más destacadas del liberalismo en el ámbito académico.

También empezó y tuvo una carrera política en la Unión Liberal con un acta de diputado, doctor en Derecho, doctor en Political Science por la London School of Economics y también obtuvo la cátedra de Historia de las Doctrinas Económicas en la Universidad Complutense que ha ejercido en diversas facultades de toda España.

Es además miembro de la Real Academia de Ciencias Políticas y Morales y de la Sociedad Montpelerín, de la cual ha sido presidente.

Bienvenido.

Y además doctor honoris causa de la Universidad Francisco Marroquín.

Y en último lugar, pero no menos importante, don Antonio Escotado, uno de los pensadores más reconocidos de nuestro país.

Es jurista, filósofo, sociólogo y profesor de todas estas materias.

Seguramente más conocido por una obra imprescindible como es Historia General de las Drogas que referencia en su materia.

Cualquiera que se abarque sobre ese tema encontrará una referencia a ella.

Y también por la más reciente trilogía de Los Enemigos del Comercio, una historia moral de la propiedad que sin duda pasará a la posteridad como una de las obras más importantes del pensamiento liberal.

Bienvenido también.

Gracias.

Y bueno, empiezo planteando una primera pregunta para que empecemos a charlar.

Normalmente se conceptúa el liberalismo como un marco jurídico-político del que debería un sistema económico en base a una serie de principios básicos de libertad individual, de autonomía de la voluntad, de libre cambio.

Sin embargo, estos principios son limitados, no abarcan una filosofía moral completa, no nos indican cómo vivir en cada momento ni qué decisiones tomar, sino sólo un marco general en el que convivir, en el que establecer una conveniencia pacífica.

¿Tiene esto un déficit estructural respecto de los discursos totalitarios, marxistas, fascistas, socialistas, a la hora de transmitir y a la hora de convencer a la gente de que la defensa de la libertad y la tolerancia es más útil para una sociedad? Gracias a Dios que no nos indican cómo vivir.

¡Faltaba más! ¡Libremente! ¡Faltaba más! Pero es más difícil vender, y puede empezar usted, es más difícil de vender frente al que puede prometer lo que no es suyo, frente al que pretende, digamos, dar un modo de vida, como lo hace Pablo Iglesias, que va de franciscano y luego ocurre que pasan contradicciones en su vida.

¿Es más difícil transmitir esas ideas? Me parece a mí, y siempre lo hemos dicho, que el liberalismo es una ética incompleta, que nos pone un marco, nos dice un marco, dentro del cual los individuos podemos elegir.

Y ese marco tiene una base, que es la que uso para distinguir a los liberales rosa de los liberales fundamentales, y es la libertad de comercio, el libre mercado.

A un liberal se le pregunta, ¿eres partidario del libre mercado? Y te dice, no, es que hay muchos defectos del mercado, además el Estado debería intervenir mucho, entonces yo ya sé en qué lado está.

En cambio, tiene que haber una base de libertad económica, que es la que refleja la autonomía de la voluntad con nuestra propiedad.

Y luego, es incompleto, porque faltaba más que tomásemos el liberalismo como una ética completa y obligatoria.