EL Conde de Montecristo -Capitulo 38 Tomo 5 - Audiolibro (Alejandro Dumas) 506q62

Capítulo treinta y ocho la tarifa de luigi hampa de todos sueño si no es del que tenía tan claras se despierta manglares se despertó para un parís y habituada coordina ejes de edad a sada marcadas al perfume que sale de las maderas delicadas de la chimenea y se extiende y bajas de los tejidos de raso despertar en una gruta de piedras debe ser un momento poco apacible al tocar las cortinas de piel de cabra da clases de vía creer que se llama entre la pones pocos aparecida en tales circunstancias un segundo basta para convertir la mayor de las dudas en palpable certeza si muro estoy en el poder de los batidos del cual hablo alberto temor ser su primer movimiento fue respirar para asegurarse de que no estaba herido era un medio que había aprendido en don quijote único libro que no había leído sino que conserva alguna cosa en la memoria no dijo nada ha matado ni árido pero me habrás robado acaso y metió la mano en los bolsillos estarán intactos los cien luisa es que se había reservado para hacer el viaje de roma a venecia se hallaban en el bolsillo de su pantalón y la cartera con la letra de cinco millones cincuenta mil francos estaba en el bolsillo de la levita que bandidos tan raros se dijo que me han dejado mi bolsa y mi cartera como pensé ayer al acostarme van a ponerme a rescate en veamos conservo también al reloj veamos la hora que es el reloj de manglares obras de brackets al que había cuidados de dar cuerda la víspera de su viaje señalaba las cinco y media de la mañana sin él dan clar subiera ignorado completamente la obra que era penetrando la luz del día en la poseen to sería preciso exigieron explicación de los bandidos convendría esperar pacientemente a que se dieran en tal la alternativa lo último era más prudente manglar se esperó espero hasta el mediodía durante todo este tiempo un centinela había velado su puerta a las ocho de la mañana fue relevado se apoderó de manglares el deseo de ver quien lo custodiaba había notado que los rayos los del día sino de una lámpara se filtran por las duras mal unidas en la puerta se acercó a una de ellas en el momento mismo en que el bandido algunos tragos de aguardiente los cuales de vida el pellejo que lo contenía esparcidas un olor repugnante para dar clases da exclamó retrocediendo hasta el fondo de la habitación a mediodía el hombre del aguardiente fue reemplazado por otro funcionario dan clases tuvo la curiosidad ver a su nuevo guardiana y se acercó otra vez a la hendidura era un bandido de complexión atlética un goliat de grandes ojos los labios gruesos nariz aplastadas su cabellera roja pendía por las espaldas etc mechas retorcidas como culebras dijo adán claras este más bien para eso una obra que una criatura humana en todo caso soy perro viejo soy duro de mascar como se dan clases no había perdido todavía el buen humor en el mismo instante como para probar le que no era un ogro su guardiana sesenta frente a la puerta del cuarto y sacó de su zurrón van negro cebolla y queso y se puso incontinencia de a devorar los que me lleva el diablo dijo de manglares echando a través de las sepulturas de la puerta una mirada la comida del bandido el diablo me llames aprende cómo pueden comerse semejantes por qué harías y fue a sentarse sobre las pieles recordando en ellas el olor de aguardiente del primer centinela sin embargo la situación de manglares era crítica y los secretos de la naturaleza son incomprensible es hay en ellos arte elocuencia en ciertas invitaciones materiales que dirigen las más grosera sustancias a los estómagos vacíos manglares sitios de pronto que el suyo lo estaba en este momento y así vial hombre menos feo al pan menos duro al queso más fresco en fin a las cebollas crudas sucia alimentación del salvaje le recordaron cierta salsas ropa y ciertas sopa vieja que su cocinero preparaba de una manera superior cuando angular se les decía señor de dice o hágame para hoy un buen platillo de canallas