¿Cómo ser una persona de bendición? - Viernes 30 de Mayo de 2025 k42p

Bueno, pues seguimos, seguimos con más en este programa.

Yo tengo el honor de tener a Amarely García.

Ella es psicoterapeuta, una mujer muy entregada, muy servicial, muy enfocada a ayudar.

A sacar a las personas adelante y vamos a hablar de cómo convertirnos en una persona de bendición. Querida Amarely, buenos días.

Cómo estás? Qué tal, Adilinda? Bendecidos días.

Hablando de cómo ser una persona de bendición.

Bendecidos días a todos. Muchas gracias.

Qué emoción estar de nuevo con ustedes.

Al contrario, la emocionada soy yo y ya listas.

Porque mañana ya mañana estaremos en el primer encuentro.

Pues vamos a empezar.

Me gustaría que les dijeras a los radioescuchas que es una bendición para empezar.

Bueno, fíjense que este tema tan hermoso, tan tan bonito, si lo nosotros lo definimos, por ejemplo, dentro de un contexto religioso espiritual, pues una bendición sería una oración que mediante la cual podemos pedirle a Dios la gracia o la protección de algo o hacia alguien dentro de el aspecto o el contexto religioso espiritual.

Esto sería y se oye muy hermoso y muy lindo porque así lo es.

Ahora, si lo decimos de una manera más sencilla, pudiéramos decir que la bendición es el acto de expresar de manera voluntaria, de manera consciente, de manera real, un bienestar, una protección, la expresión de nosotros hacia alguien más en la que va implícito o explícito nuestro deseo de que esa persona o esa familia esté bien, tenga bienestar, tenga alegría, tenga armonía.

Fíjate que como siempre, revisando un poquito la palabra de Dios, todas las escrituras que siempre le dan bendición, hablando de esto precisamente y le dan fundamento a cualquier tema.

Cuando decimos bendecir, pues es el bien decir de Dios, el bien decir de Dios, el bien expresarnos.

Y me llamaba mucho la atención un proverbio muy bonito, porque cuando bendecimos regularmente, aunque lo podemos hacer con el pensamiento, también lo hacemos con la palabra, con el bien decir, una expresión de bendición, de amor, de alegría, de buen deseo para el otro.

Y ese proverbio me gustó mucho porque, como siempre hemos dicho, la palabra tiene poder.

Entonces nos dice una palabra amable devuelve la alegría al corazón.

Entonces a mí me encantaría, retomando este proverbio en el que podemos bendecir con nuestra palabra acompañada de la intención de nuestra mente y de nuestro corazón, de hacer el bien, de ser bien, de ser gracia para otros.

Recordarles a nuestros radioscuchas tan queridos que nosotros para ser personas de bendición adilinda.

Podemos recordar también otra frase maravillosa que dijo nuestro señor Jesús.

Dijo que nos sugirió a través de los apóstoles que fuéramos sal, sal para el mundo.

Y cómo es la sal? A ver, cada uno recuerde cuando de pronto ha probado una sopa, un guisado que no tiene nada de sal.

¿A qué sabe? Por muy buenos que sean los ingredientes.

¿A qué sabe? Horrible, no tiene sabor insípido.

Entonces, si nosotros queremos ser personas de bendición, empezando por los de nuestra casa, por cada uno de los de nuestra familia, de nuestro linaje y así consecutivamente ser bendición también para nuestro prójimo fuera de casa, nuestros colaboradores en el trabajo, nuestros vecinos conocidos y hasta desconocidos que vemos pasar por la calle.

A veces con cara de tristeza, de preocupación.

Nosotros podemos elegir ser sal, sabrosa y buena para los demás.

Y cómo? Pues en primer lugar, estando muy conscientes en nuestra mente y en nuestro corazón.

¿Qué le deseamos al otro? ¿Qué le deseamos al prójimo desde lo más profundo de nuestra alma? Así como nuestra palabra de bien decir, de bendecir.