"Cinco fotos malas encontradas" de Víctor Montolí. Un relato de horror tecnológico y humor negro. 5f175x

Un paraje idílico, una escritora en busca de inspiración.

Pero bajo las aguas del pantano se oculta un auténtico misterio.

¿Alguna vez te has preguntado cuál es la verdadera naturaleza del mal? El mal.

El mal.

El mal.

Vendrá entre las nubes y todo ojo lo verá.

Cuando los siglos se reduzcan a cenizas de helena rubio.

Ya en librerías y venta online.

Cinco fotos malas encontradas de Víctor Montolí.

Cinco fotos malas encontradas debería haber sido el mensaje que me debería haber puesto en guardia desde un principio.

Sin embargo, me limité a aceptar la sugerencia de mi teléfono móvil y acceder a la galería para saber cuáles eran, de mis modestas fotos, las señaladas por la tecnología moderna como malas.

Efectivamente, en el archivo de fotografías estaban marcadas cinco de ellas como defectuosas.

Es decir, que objetivamente eran de baja calidad, pues se hallaban claramente desenfocadas, en gran parte debido a una caída de mi smartphone.

Tan inteligente no sería el aparatejo si no pude evitarla, que al parecer afectó el correcto funcionamiento del enfoque de una de las dos cámaras, concretamente la delantera, la que más uso.

Y desde entonces casi todas las fotos salían ligeramente movidas, unas más y otras menos según el pulso del momento.

Nada que objetar.

Si a esto añadimos mi extrema miopía y de vez en cuando unos preocupantes temblores en las manos que aparecieron a partir de cierta edad, lo que realmente resultaba sorprendente es que la máquina solo me hubiera advertido acerca de cinco fotos.

Evidentemente no pretendía presentarlas a ningún concurso, ni tenía aspiraciones artísticas.

Como máximo, publicarlas en Instagram previa aplicación de algún filtro que las hiciera mínimamente decentes.

Y como esas cinco fotos que a la inteligencia artificial no le parecían lo suficientemente buenas recogían algunos de los momentos felices de mis vacaciones, no me molesté en borrarlas.

Al día siguiente, un segundo mensaje de mi móvil me pareció más explícito.

Varias fotos repetidas encontradas.

Bueno, si son repetidas, pensé.

De nuevo accedí a la galería.

Y efectivamente, aunque no sé cómo, en ella aparecían varias fotos idénticas.

Supongo que producto de un multidisparador involuntario.

O quizá mantuve el dedo en la pantalla más tiempo del estrictamente necesario.

A saber...

Cuando las estaba revisando y ya me había decidido a borrarlas y a quedarme solo con una de cada serie, el móvil me interrumpió, adelantándose con un mensaje instantáneo para comunicarme que él mismo ya había conservado la de mejor calidad de cada serie y que, consecuentemente, había borrado las restantes.

Me sorprendió porque no era consciente de haberle dado el botón de borrar.

Tal vez lo hice sin darme cuenta.

O tal vez él tomó la decisión de borrarlas.

O tal vez él tomó la iniciativa.

Unos días después, estaba de excursión con una amiga en Tarragona, en Mont Roig del Camp, para visitar la masía donde trabajaba y pintaba Joan Miró.

Y al ir a realizar algunas instantáneas de la casa y el taller, apareció un mensaje que rezaba así.

Aplicado filtro de corrección de movimiento.

Realmente útil, me dije.

Y, seguidamente, otro mensaje complementario más largo.

Si lo desea, puede iniciar.