El carcajón 5b3z3a

Es programa de becas sucesos pecado sí pero mi oficio reproducción es una oro feo mío lo cosieron de co es el car cajón diario del inspector morales veinticinco de octubre mil novecientos noventa y tres el hedor eso fue lo primero que sentí cuando me acerqué a la casa de los ortega como si algo se hubiera quedado a medio pudrir en el aire flotando atrapado en las paredes y el suelo años de abandono claro pero era algo más profundo más persistente ese olor no pertenecía a la vida ni a la muerte era una mezcla entre moho me doy y carne quemada como si algo se estuviera descomponiendo desde dentro desde un lugar que no podía ver ni tocar pero que lo afectaba todo la casa cerrada desde que la familia ortega desapareció sin dejar rastro siempre había sido una especie de tumba vacía para el pueblo las ventanas cubiertas de polvo parecían ojos muertos que observaban desde la oscuridad del portón oxidado crujía con un gemido bajo como si la propia estructura estuviera sufriendo intentando librarse de algo que no podía comprender las historias hablaban de rituales de sombras que se movían bajo la luna de niños que desaparecían en la noche y nunca regresaba y siempre siempre el nombre el carcaj or nadie sabía quién o qué era realmente el carcaj on los más ancianos del pueblo inscribían de formas distintas cada relato más vago que el anterior de su nombre decían unos no es un demonio otros lo llamaban aquel que vive bajo las escaleras como si fuera una criatura de pesadilla escondida en los huecos más oscuros de las casas esperando acechando a sus presas lo que todos coincidían era en el miedo no se hablaba en voz alta el carcaj on era un secreto sucio que flotaba en las grietas de las casas pero todos sabían que existía el caso que me llevó de vuelta al pueblo no estaba directamente relacionado con la casa o al menos eso pensaba al principio pero a medida que las desapariciones recientes comenzaron a acumularse las conexiones con los ortega se hicieron inevitables era como si un ciclo se repitiera uno que nadie en el pueblo quería reconocer los niños empezaron a cantar canciones extrañas viejas melodías que no había escuchado en años la primera vez que lo soy una tarde en la plaza