
La Base Comanche 2x26 | Liberté, Égalité, Corruption 2s5b6y
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Hoy en La Base Comanche Laura Arroyo, Raúl Sánchez Cedillo y Sasi Alejandre analizan el impacto de la condena por corrupción contra Marine Le Pen, la reacción de su partido de extrema derecha y el tratamiento diferenciado que hacen los medios de comunicación cuando hay una sentencia contra una líder ultraderechista o cuando hay lawfare contra líderes de izquierdas. 6u1c
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
He entendido perfectamente lo que la presidenta estaba explicando, que ella estaba haciendo una decisión política.
La magistrada asumió muy claramente que se iba a implementar la ejecución provisoria de la ineligibilidad, es decir, en realidad, de hacer inútil mi apelación a este tema para impedirme de presentarme y de ser elegida, dice ella, a la elección presidencial.
Esa fue una decisión política que estaba siendo tomada.
Primero los hechos.
Iniciamos esta semana con la noticia.
Marine Le Pen, la principal exponente de la extrema derecha sa, era condenada por malversación de fondos europeos para financiar a su partido.
Sentencia clara, condena contundente.
Se le impone una pena de cuatro años de cárcel, dos de ellos bajo arresto domiciliario, y una inhabilitación de cinco años con aplicación inmediata.
Es decir, se la deja fuera de la carrera presidencial de 2027 a menos que su apelación prospere.
El Tribunal de Apelación de París, sin embargo, ya ha señalado que resolverá el recurso de Marine Le Pen por su condena por corrupción en el verano de 2026.
Es decir, que si procede su apelación, Le Pen podrá tranquilamente ser candidata en las elecciones presidenciales sas de 2027.
Así de claro.
Esos eran los hechos.
Vamos ahora con las lecturas políticas, porque es lógico que una condena por corrupción deba suponer contundencia, y en el caso concreto de Marine Le Pen, si algo queda claro es que, así como capital y guerra van de la mano, también lo hacen capital y corrupción.
Y que, como sabemos, los fascismos han sido siempre un brazo bestia del capitalismo de toda la vida.
Es decir, que estos ultras, estos reaccionarios, estos neofascistas tienen poco de nuevo y mucho de las recetas y las prácticas de siempre.
Dicen que vienen a combatir a la clase política, pero replican sus peores vicios.
Dicen que van a acabar con el despilfarro de los recursos de todos, pero son los primeros en meter la manito en la caja y llevarse nuestro dinero para beneficiarse a sí mismos y a sus partidos, tal cual lo ha hecho Marine Le Pen.
No lo digo yo, lo dice la justicia sa.
Y por lo mismo está muy bien que se descubran las máscaras hipócritas de las ultraderechas a nivel mundial.
Pero cuidado, hay también algunos detalles de cuidado en esta sentencia.
¿Será porque no somos nuevas? Porque sabemos cómo opera el poder y cómo es la arquitectura de poderes, que sabemos que la justicia cuando opera lo hace excepcionalmente tocando a los poderosos o quienes representan sus intereses.
Y por lo mismo es lógico tener algunos temores.
Porque lo cierto es que en términos abstractos confiar en la justicia puede sonar muy bien, pero quienes sabemos cómo opera la justicia, entre otras cosas, porque muchos jueces que le imparten son de una ideología concreta, algo que conocemos muy bien en España, sabemos que hay un listado muy largo de razones para pensar que en realidad, contra quienes atentarán algunas sentencias, condenas u operaciones judiciales y mediáticas, no será precisamente contra las extremas derechas, sino contra formaciones que enfrenten del modelo que estas extremas derechas defienden.
Pensemos en la forma en que se ha operado judicialmente contra las feministas que defendían la ley del solo sí es sí en España, o en los seis desáragos que han sido condenados por estar en una protesta antifascista, o en los activistas de ecologistas con órdenes de captura, o los compañeros del Sindicato Andaluz de Trabajadores citados a declarar solo por hacer labor sindical.
O pensemos en Alberto Rodríguez, a quien le quitaron el escaño sin ninguna justificación, o en Isabel Serra, condenada por querer detener un desahucio, etcétera.
Y si miramos hacia el sur, recordemos los más de 500 días en la cárcel de Lula da Silva, o el offer contra Cristina Kirchner en Argentina.
¿Se puede simplemente decir que se confía en la justicia cuando la condena nos gusta? Y por eso la postura habitual del institucionalismo representado por el partido de Macron no es de extrañar.
Hablan de absoluto respeto por la ley, obviando que existen leyes que se cumplen y otras que no, y que existen cuerpos sobre los que la justicia siempre castiga y otros a los que se les garantiza impunidad.
Y por eso también la condena de Marine Le Pen resulta relevante, por lo que significa como precedente de cara a una carrera electoral.
Pero también, por supuesto, por el efecto que ha generado en Francia.
Hoy en La Base Comanche analizamos todas las aristas de esta condena y su impacto político.
Bienvenidos y bienvenidas.
Bienvenidos y bienvenidas a La Base Comanche.
Raúl, ¿qué nos has traído hoy? Pues datos y contexto, un poco de ver la evolución de los últimos 10 años que nos ayuda a entender este impase.
Muy importante, muy interesante ese repaso de memoria, siempre es útil y necesario.
Sassy, ¿tú qué nos traes? Bueno, vamos a ver obviamente los medios y cómo es que han operado en las causas reales de Loeffer contra líderes de izquierda y ahora cómo operan contra el caso judicial real contra Marine Le Pen y qué aristas hay en esas coberturas.
Un doble rasero me parece que nos va a ayudar.
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