Audiosesión de meditación guiada #228 585a5c

Comenzamos la siguiente práctica de meditación cerrando los ojos, dedicando un momento a la postura corporal, a recibir ahora ese espacio en el que nuestro cuerpo nos dará la información de si hay tensión, si podemos colocarlo en esa quietud, ese reposo para que la práctica vaya teniendo su propio recorrido y recuerda la información desde las sensaciones corporales que siempre generan un modo u otro de que nuestra mente gestione, responda, ahora poco a poco se van atenuando, se va atenuando esa manera en la que nos relacionamos con los contenidos mentales emocionales y físicos, esa manera en la que siempre hay una respuesta que procesar.

Si algo caracteriza a la práctica de meditación será ese espacio de silencio en el que nos ubicamos, ese silencio que emerge desde una práctica vivencial, sentida, percibida, de aquello que llamamos presente. En este sentido comenzamos con una práctica externa en la que la atención la vamos colocando en los diferentes objetos para disponer de un modo cognitivo más eficiente al que llamamos concentración.

Esa concentración es la que nos interesa, es ahí donde dejamos a un lado, desalojamos de este momento, de este presente, cuanto podamos experimentar como realidad exterior que si bien es necesaria sin duda no la cuestionamos, aquí y ahora damos cuenta de que nos estamos colocando en un modo diferente de conocer. Ese conocimiento es el que también de una forma simétrica más tarde como cultivamos, entrenamos una mirada que tendrá sus efectos en esa realidad exterior si bien ahora no condiciona. Lleguemos la atención hasta el rostro y ahí siento el peso ligero de los párpados y los ojos.

Es interesante dar cuenta de cómo nuestro cuerpo ubica perfectamente cada miembro sin necesidad de abrir los ojos, de ese modo esa propia ocepción en la que nuestro cuerpo desarrollando sus funciones vitales sabe perfectamente dónde se ubican las mejillas y la información consciente. Lo mismo con la barbilla, la zona cercana, podemos recoger muy poquito la barbilla y sentir la sensación. Dejamos así que la atención se deslice hacia el abdomen, zona corporal en la que da testimonio de cómo se encuentra nuestro sistema nervioso.