Atrapadas- Shirley Jo Philips 6r1x3o

Un espantoso crimen sacude un pequeño vecindario.

Encontró la cabeza de una víctima que había sido decapitada.

El torso estaba cortado por la mitad y los brazos no estaban.

¿Quién haría algo así? ¿Quién sería tan cruel? La búsqueda de respuestas revela la historia de la viuda de un predicador que encontró el rumbo a una nueva vida.

Desplegó sus alas, hizo nuevos amigos y empezó a disfrutar de la vida.

Pero tal vez esta inocente mujer confió en las personas equivocadas.

Resulta que estaba casado.

Era una mujer dulce que no tenía ni idea de con quién estaba tratando.

Y él la engañó. Le mintió.

Trajeron a una mujer que aparentaba ser normal.

Y me pregunté si realmente había sido ella quien mató a mi madre.

Atrapadas. Shirley Jo Phillips.

6 de octubre de 1989.

En una apacible tarde, a las afueras de Springfield, Missouri, una maestra, Jean Walker, conducía a casa tras un largo día de trabajo.

Conduciendo a casa, vio que a un lado de la carretera había una bolsa negra.

Estaba a unos pocos pasos de la carretera, así que decidió parar.

Estaba tan intrigada que abrió la bolsa y descubrió algo terriblemente espantoso.

Dentro había unas tijeras de podar.

También había un cuchillo y unas toallitas manchadas de sangre.

Obviamente, eso la asustó mucho.

Jean le hizo señas a un vecino que pasaba por allí.

Habló con su vecino, que era el jefe de policía de la ciudad.

Mientras el agente examinaba la bolsa con los objetos ensangrentados a solo unos pasos, Jean descubrió algo aún más espantoso.

Vio algo que había pasado por alto, envuelto en una bolsa de basura.

Había descubierto el torso de un cuerpo.

El torso estaba cortado por la mitad.

La cabeza había sido decapitada y los brazos no estaban.

Se trataba de un crimen muy gráfico y cruel.

Cuando los agentes llegaron al lugar y se dispusieron a registrar la zona, el horror se intensificó.

Hallaron la cabeza de una mujer decapitada.

Detectaron una sola herida de bala en la nuca.

La víctima parecía ser una mujer mayor, pero los agentes necesitaban obtener más información para confirmar su identidad.

Un artista forense realizó un dibujo de la cabeza cercenada para poder facilitar la identidad de la víctima del crimen.

Salió en las noticias con el fin de identificar a esa persona.

Y la gente no tardó en empezar a llamar.

La noticia del espantoso descubrimiento conmocionó a todo el mundo, sobre todo a la familia de la mujer desaparecida, Wilma Plaster.

Mi hija llamó y nos dijo.

En las noticias informan de que han hallado un cadáver.

Fue muy... inesperado.

No me lo vi venir.

Solo sabía que era un cadáver.

No conocía ningún otro detalle.

Me asusté, porque algo en mi cabeza me hizo pensar que podría tratarse de mi madre, pero no quería aceptarlo.

Nacida en el condado de Oshark, Missouri, en 1923, Wilma Plaster era conocida por su gran corazón.

Quería que hiciéramos lo correcto, que fuéramos buenas personas y que amáramos a Dios, a ellos y a las personas.

Durante más de cuatro décadas, el compañero de vida de Wilma fue un expiloto naval que conoció cuando tenía 15 años.

Era muy joven.

Mi padre tenía 18 años cuando se casaron y mi madre, 15.

Cumplió los 16 dos meses después.

Se enamoraron.

Iban a la misma iglesia y allí se conocieron.

Mi padre se ofreció como voluntario para servir en el sur del Pacífico con la Marina, donde pilotó varios aviones.

Cuando volvió a casa, decidió convertirse en predicador.

Dedicó su vida a predicar el Evangelio y a liderar iglesias.

A Wilma le encantaba su papel de esposa del predicador.

Como esposa del predicador, tenía que ponerse al frente.

Acompañaba a mi padre a donde quiera que fuera, estaba con él, hablaba con la gente, visitaba a los enfermos.