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Descripción de Ante el fuego 6wrd
El 2024 fue un año marcado por los incendios en diferentes partes del mundo. En Chile, el fuego arrasó más de 43.000 hectáreas, acabó con la vida de al menos 138 personas, hirió a más de 1.000 y desplazó a cerca de 40.000; en Bolivia, los incendios forestales arrasaron más de diez millones de hectáreas, el equivalente al tamaño de países como Estonia, Holanda y Bélgica juntos; en Portugal, más de 40 incendios simultáneos dejaron un saldo de nueve fallecidos y decenas de heridos, además de más de 100.000 hectáreas afectadas; en California, los fuegos provocaron más de 16.000 hectáreas calcinadas, 30 muertos, miles de personas evacuadas y daños valorados en más de 50.000 millones de dólares. Estos son solo algunos de los incendios forestales más destructivos del último año, pero el camino está lleno de fuegos más pequeños que siguen carcomiendo kilómetros y kilómetros de puro bosque y zonas interurbanas. Según un estudio de la organización Global Forest Watch en 2024, las llamas se han convertido en la principal causa de deforestación en el mundo, por delante de la agricultura, y avanza a un ritmo de 18 campos de fútbol por minuto. ¿Por qué sucede esto? ¿Se puede revertir la situación? Y si es así, ¿qué estamos haciendo para enmendarlo? En el podcast de este mes hablamos de gestión forestal, de éxodo rural, de los que sufren el fuego y los que luchan contra él. Lo hacemos con Héctor Alfaro, ingeniero forestal y experto nacional en el Centro de Coordinación de la Respuesta a Emergencias de la Unión Europea; Fernando Sedano, científico del t Research Centre de la Comisión Europea en la Unidad de Gestión de Riesgos y Crisis; Adra Pallón, fotoperiodista y autor del proyecto fotográfico sobre megaincendios en España, ‘Lumes’, y Xabier Bruña García, doctor, ingeniero de montes y técnico en el ámbito rural de la istración de la Xunta de Galicia. Un podcast de Javier Sánchez. El montaje musical es de ROAD AUDIO. Este podcast nace de una colaboración con el Departamento de Protección Civil y Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea. 4e5w1i
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Revista 5W, pequeñas historias, grandes explicaciones.
Un coche blanco avanza por la ruta 68, la carretera que conecta Valparaíso con la capital, Santiago.
Son las 11 de la mañana del viernes 2 de febrero de 2024.
Dentro del vehículo viaja Francisco Mondaca, un joven de 22 años que desde hace poco trabaja como voluntario en el cuartel de la decimotercera compañía de bomberos de Valparaíso.
En el cuerpo lo definen como un tipo tranquilo y agradable al que no le gusta beber ni fumar.
En un punto del trayecto, sin embargo, Mondaca detiene el coche en una gasolinera donde compra un paquete de tabaco.
Los cigarrillos son el último ingrediente de un plan que incluye una bobina de hilo de volantín y una caja de cerillas.
Minutos más tarde, ya lejos de la gasolinera, Mondaca baja la ventanilla del copiloto y comienza a diseminar por distintos puntos los cigarrillos a los que ha adherido los fósforos mediante el cordel de volantín.
Pronto, varias columnas de humo empiezan a ascender entre el traje de los vehículos.
Mondaca pone rumbo al parque de bomberos.
Para entonces, el fuego ha comenzado a expandirse hacia las ciudades más cercanas y las llamaradas tiñen de un rojo anaranjado el ambiente.
¡Tranquilo, tranquilo! Desde el primer momento, las condiciones eran tan desfavorables que una vez que el incendio cogió entidad y cogió fuerza, no había manera de parar ese incendio.
Héctor Alfaro, ingeniero forestal y experto nacional en el Centro de Coordinación de la Respuesta a Emergencias de la Unión Europea.
No había manera humana, ni aunque hubieses tenido allí 50.000 bomberos y 30.000 aeronaves.
No se podría haber apagado.
Son los primeros compases de un plan urdido con la ayuda de otros compañeros del Cuerpo y de la CONAF, la institución que se encarga precisamente de prevenir los incendios en el país.
En el corazón del desastre reside la codicia.
Unos meses más tarde, en su investigación, la Fiscalía apunta a los jugosos honorarios que recibían por apagar las llamas como principal causa del incendio.
Las condiciones no ayudan. La zona está salpicada de villas, pueblos y ciudades densamente pobladas.
El calor, la escarpada orografía, una sequía prolongada y los fuertes vientos hacen que los intentos por extinguir el fuego sean inútiles.
La gente cree que los incendios, mandas un avión, lo apagas y se acaba el incendio.
Yo nunca he visto un avión apagar un incendio.
Es como tirar una gota de agua en una casa que está ardiendo.
Imagínate tirar gotas de agua. ¿De qué sirve? No sirve de nada.
El agua ni siquiera llega al fuego, se evapora antes de llegar.
En solo un par de días, el fuego ha arrasado más de 43.000 hectáreas.
Ha acabado con la vida de al menos 138 personas, herido a más de 1.000 y desplazado a cerca de 40.000.
Tras el terremoto de 2010, el incendio de Valparaíso ya es oficialmente la peor tragedia en la historia del país.
Pero si nos fijamos en otras latitudes, la historia se repite.
Al norte de Chile, en Bolivia, los incendios forestales arrasaron más de 10 millones de hectáreas durante la temporada alta de incendios, el equivalente al tamaño de países como Estonia, Holanda y Bélgica juntos.
En septiembre fue el turno de Portugal.
Más de 40 incendios simultáneos dejaron un saldo de 9 fallecidos y decenas de heridos, además de más de 100.000 hectáreas afectadas en solo una semana, lo que lo convirtió en el país de la Unión Europea con más superficie quemada en 2024.
Ya a principios de este año, las llamas volvieron a derramarse sobre una región acostumbrada.
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