Alma Sans y la dimensión espiritual de la vida. 6m236a

Una artista que lo deja absolutamente todo, que marca tendencias.

Marca tendencias como nuestra siguiente invitada, una guía espiritual y consejera sin parangón.

Hablamos de Alma Sanz.

Las líneas telefónicas están abiertas para poder hablar con ella en el día de hoy, 911-888-940.

Un día más, recordad que los que llaméis de fuera de España tenéis que marcar el perfijo 0034-0034 y luego el número 911-888-940.

Aquí estamos como cada jueves, viernes, sábado y domingo en Antena, en directo contigo, para hacerte un ratito de compañía y presentarte a una buena profesional.

Alma Sanz, muy buenas noches.

Buenas noches Pedro, bien hallados.

Bienvenida Alma, qué fuerza que traes en la voz, maravillosa esa fuerza.

Ay, muchas gracias, tú también.

Bueno, estás cargada de energía, eso es bueno.

Sí, claro, soy energía, soy luz.

Eres pura, claro, eres pura luz, llegada del cielo, nada más y nada menos.

Bueno, si tú lo dices, pues muchas gracias, ahí yo ya no digo tanto.

Ya no dices tanto, bueno, porque tú eres muy modesta, bueno, hay que decir que tiene o directo con la Virgen, nada más y nada menos, con sus ángeles custodios, ¿no? Sí, sí, claro.

Qué maravilla, ¿no? Y de esa manera te pones en o con ella cuando pides una solución para alguien en un momento determinado.

Bueno, es mi canal, ella, sí, a través de ella, pues yo pues recibo toda esa energía que puedo sanar y dar luz a las almas, ¿no?, que es lo que necesita el planeta.

Dar luz a las almas, que estamos un poco descarriados, ¿no? Cuando no tenemos luz en nuestra alma morimos y si la tenemos fuera del cuerpo, Pedro, es muy peligroso, ¿sabes? Porque realmente es cuando uno puede enfermar de muchísimas cosas y la desconocemos.

No vemos nuestra alma, por desgracia, pero ahí está, ¿sí? Somos terrenales, sí, muchísimo, pero también somos muy espirituales y desconocemos esa parte nuestra, la parte espiritual, que es la que tendríamos que tener más cuidada, más...

Más trabajada, ¿no? Más trabajada, sí.

Claro, la gente se preocupa de su alma.

Yo diría que no, nos preocupamos del día a día, de salir, ahora de vacaciones, ahora con todo esto de, bueno, que está ahí o no el virus este, pues bueno, pues estamos en otras cosas.

Pero realmente tendríamos que mirar dentro de nosotros mismos de pensar, bueno, hay que cuidarnos dentro, pero no dentro nuestra parte interior, digamos, terrenal, sino nuestra parte espiritual, que es la que nos va a dar todo, sin querer nos lo va a dar todo, Pedro.

Salud, bienestar, amor, felicidad, lo desconocemos, pero a partir de ahí seríamos muy felices si tuviéramos nuestros chakras, nuestra aura, nuestra alma llena de luz, porque ahí empieza nuestra felicidad, Pedro.

Claro, ¿quién no busca la felicidad? Todos buscamos la felicidad, pero si tenemos el alma encogida, no tenemos, o tenemos el alma fuera del cuerpo, ¿no? O la tenemos sucia, o la tenemos negra, o nos han hecho una maldición, o nos han hecho algo energéticamente malo, bueno, tantas cosas que nos pueden hacer del día a día, que es cuando no estamos bien, y decimos, bueno, estamos depresivos, no me encuentro bien, bueno, pues realmente piensa porque no te encuentras bien, es porque algo tendrás en tu campo áurico, algo tendrás en tus chakras, mucha gente me dice, es que no tengo pareja de lógica, como tienes tu aura así, es imposible tener pareja, nuestra aura tiene que estar muy llena de luz, es una manera de conectar vibracionalmente con otra persona, porque conectamos con otra persona es porque nuestra aura está bien, nuestros chakras también, entonces esa luz que damos a los demás y atrapamos, es como un campo energético.

Claro, que está ahí llamando la atención a otros que estén vibrando en la misma intensidad que el nuestro, ¿no? Claro, claro, es así.

O sea, cuando no tenemos el alma limpia, transparente, nos olvidamos un poquito también de tenerla, porque más vale prevenir que curar, ¿no? Entiendo, ¿no? Todos tendríamos que tener el alma bien, todos, porque es fundamental para vivir, cuando morimos nuestro cuerpo lo dejamos, pero nuestra alma...