
A Golpe De Versos 1x04 (Gárgola - Café - Pluma - Fumando - Albinoni) 43726v
Descripción de A Golpe De Versos 1x04 (Gárgola - Café - Pluma - Fumando - Albinoni) 6v43q
A Golpe De Versos es un espacio guiado, presentado y dirigido por Adrián Vallesa. Donde el poeta del mismo nombre declamará sus poemas entre otros tantos que a él le apetezca. Si alguien quiere declamar, que declame yo algo suyo o simplemente insultarme.... Ya saben: DM o MD o por acá: [email protected] @vallesa_poeta Mala leche, humor negro y mucha poesía visceral y autentica. Sobre todo eso: POESÍA. POEMAS DEL PROGRAMA: Gárgola Café Pluma Fumando Albinoni 1mm60
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A Golpe de Versos es un espacio guiado, presentado y dirigido por Adrián Vallesa, donde el poeta del mismo nombre declamará sus poemas entre otros tantos que a él le apetezca.
Mala leche, humor negro y mucha poesía visceral y auténtica, sobre todo eso, poesía.
Y si tenéis algún comentario que declame algo vuestro, algo novedoso o simplemente insultarme, podéis mandarme un mensaje privado en el Instagram o en vallesapoeta93.com.
Hoy traigo cinco declamaciones.
Vamos con ellas.
Gárgola.
Gárgola que me observa, demonio de piedra, espera para verme caer en tinieblas, voladora burla de granito, convertido en porosidad por intentar llegar al cielo, venganza de Dios al ser que se ríe, eternamente castigado y esperando sobre el tejado de la catedral.
Y pasan los años y los siglos, sólo la lluvia le acaricia, desgastando su piel de piedra, fundiendo lentamente a la bestia con la arena.
De lo que antes fue no quedará nada y será olvidado su poder, congelado en la casa de Dios, observado por todo pecador desde la plaza de Notre Dame.
Pasarán los meses, los años, los siglos, por los ojos del que antes fue ángel, encerrado en una cáscara de piedra.
Y todavía queda trecho para terminar el castigo que se hace eterno.
Algún día será librado con la arena y la lluvia del mar a aquel demonio de piedra.
Gárgola que me observa desde la catedral.
Café.
Más café, más veneno que altera el cuerpo y la mente y más.
Dame más.
Caféína, leche y azúcar, taza o vaso, da igual, cocaína legal de rutina diaria, muerte de mi vida, disciplina, musa, secreta para la escritura, amante del lápiz y disgusto para mis plumas que derraman alguna vez entre el temblor de mis dedos y la pulsación de mi corazón el amargo y dulce tostado placer molido a mano, destructor del sueño y amante de la aventura nocturna, divino hasta en la mañana que despierta con el cantar burbujeante del calor de la cafetera, cómplice pero bandido de la carretera, pasando por el camionero y el motero y el taxista, energía en termo para aguantar un día más, motel para cucharas, tazas y vasos de plástico con tapa.
De la chabola más humilde al puto Starbucks, el café siempre será la pila de nuestra sociedad.
Pluma.
Las páginas las quema el viento y la pluma resurge, volviendo a latir sobre la hoja blanca como las nubes de verano.
Pluma vieja y nueva, cascarrabias que fluye al escribir, magia negra con tinta azul de los mares del sur, fluyendo como el agua del río.
Disfruto paseando entre palabras y saltos escénicos mentales, recorriendo el diccionario entre verbos, sustantivos y adjetivos, agilidad del pensamiento plasmado por la versatilidad de la comodidad y el calor de la Parker años cincuenta.
Veña e inmortal, cuidada pluma que vivirá más que mi persona, ya la aseguro yo, que quedaré difunto y la tinta seguirá su curso, sobre nuevos poemas, relatos y conjuros.
Pluma que recién cargada tarda en descargar todo su flujo sobre las páginas.
¡Oh! Parece unánima la que posee la estilográfica del vudú, dejando muerta a mi mano la señora esgrima y escribe por mí, que a sus años continúa dando a luz para mí la tinta sobre el papel, ayudándome a pasar el tiempo y la vejez, pagando con palabras mis lamentos desde el primer texto hasta el último, que llegará con el final en mi camino.
Mis palabras estarán escritas en oro por la pluma de carne y hueso, plata y mármol.
¡Fumando! Y los gatos hacen el amor sobre el tejado rojo.
Mientras llueve sobre la acera, entre tanto yo fumo en el balcón, tirando de mi mano anciana poco a poco un puñado de arena que cae sobre el vino que oscurece el tiempo agrietando los labios.
¡Fumando del revólver, fino y lejano suspiro, que de entre mis pulmones sale humo! Con un ritmo a vanguarde subo por el monte, verde prado que se ve claro.
Entre llantos de guitarra la colina se hace solitaria, entre las cuerdas pierdo la cordura.
Botella de vino entera, bebida cual ermitaño, creyéndome baudeler entre ceniza de tabaco.
Buscando el porrón de cristal para beber en frío su licor mortal y así cortarme las venas.
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