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Por un puñado de clásicos. El mejor cine clásico que cambiará tu vida para siempre.

Queridas huestes cinéfilas, sed todas bienvenidas a una nueva edición de Por un Puñado de Clásicos, su podcast cinéfilo y cinematográfico de referencia.

Siéntense.

Pónganse cómodos porque en este episodio va a pasar frente a ustedes el más genuino concepto de la propia existencia humana.

Y es que desde tiempos inmemoriales las representaciones artísticas han sido parte ineludible del ser humano, un escape donde mostrar la realidad, lo onírico, lo inalcanzable o lo anhelado.

El protagonista de nuestra historia nos pone frente a la vivencia extrema de un artista que vagabundea entre la derrota y el renacimiento.

Quizá lo inesperado sea capaz de salvarlo o quizá de condenarlo a los infiernos.

Déjenme que les cuente un secreto.

Yo era muy pequeño cuando vi por primera vez esta película en una copia para televisión de infame calidad.

Pero créanme que no me importó.

Me trasladé de inmediato al escenario de la vida y a la emoción más pura que jamás he vivido con una película.

Y fue en ese momento en el que decidí que quería ser actor.

La película que nos visita hoy en el diván es en sí un gran escenario, dentro del cual hay varias salas, varios camerinos, decorados, música incidental que decora los sentimientos de espectadores y de artistas.

Pero ¿se ha preguntado alguna vez qué ocurre cuando cae el telón? Es entonces cuando el artista queda solo frente al espejo más cruel.

La soledad, el miedo, la duda y las arrugas del tiempo.

Queridas amigas, queridos amigos, dados de la mano, nos dirigimos al año 1952 para disfrutar y sufrir al mismo tiempo con una obra maestra absoluta que, si por casualidad no la han visto, les va a cambiar la vida y su concepto del arte y del amor.

Vengan conmigo y vayamos a presenciar Candilejas del genial Charles Chaplin, que aunque parezca increíble, visita el diván por primera vez desde la creación de este nuestro podcast.

Pues sí, esto que les estaba contando es verdad.

Yo creo que tendría como unos 7-8 años cuando vi esta película con mi padre, como casi todas las que disfruté en mi niñez, y a mí me marcó. Es una de las cosas que quiero recalcar.

Esta película es de esas que ya han pasado por un puñado de clásicos, pues no sé, se me ocurre como Jenny o como El tercer hombre, son películas que se quedan en la memoria del espectador para siempre.

Yo tengo una serie de películas que me hacen emocionarme hasta niveles que, claro, el paso del tiempo va quitando esa capacidad.

No sé si les pasa a ustedes, al menos a mí me pasa, voy perdiendo la capacidad de emocionarme.

Bueno, pues Tengo mis refugios y Candilejas es uno de ellos.

Cuando yo quiero superar los límites de mi propia emoción, me veo Candilejas, una película que me sale de memoria, que la he visto 800 veces y que me sigue gustando y atrapando de un modo tan especial que solamente un genio podía conseguir.

Estábamos debatiendo en el chat de Por un puñado de clásicos