1x20. De la Santa hermandad a los "ofendiditos", todo fruto del ¡encantamiento! 6zt4

El sr ellos pues parece que retorna a don quijote a la acción después de unos cuantos capítulos en los que hemos escuchado historias maravillosas pero que teníamos a don quijote un poco en boxes ahí en stand ahí como cargando pilas para ver como sigue la historia suya la aventura suya pues parece que se despereza la cosa ahí porque vuelve vuelve fuerte ya en este episodio en este capítulo mejor dicho que arranca este nuevo episodio de sesiones con don quijote capítulo cuarenta y seis de la notable aventura de los cuadrilleros y la gran ferocidad de nuestro buen caballero don quijote en tanto que don quijote esto decía estaba persuadiendo el cura a los cuadrilleros como don quijote era falto de juicio como lo veían por sus obras y por sus palabras y no tenían para qué llevar aquel negocio adelante pues aunque le prendiese ni llevasen luego le habían de dejar por loco a lo que respondió el del mandamiento que a él no tocaba juzgar de la locura de don quijote sino hacer lo que por su mayor le era mandado y que una vez preso siquiera le soltasen trecientas con todo eso dijo el cura por esta vez no le habéis de llevar ni aun él dejará llevarse a lo que yo entiendo en efeto tanto les supo el cura decir y tantas locuras supo don quijote hacer que más locos fueran que no él los cuadrilleros si no conocieran la falta de don quijote y así tuvieron por bien de apaciguarse y aun de ser medianeros de hacer las paces entre el barbero y sancho panza que todavía asistían con gran rencor a su pendencia finalmente ellos como de justicia mediaron la causa y fueron árbitros della de de tal modo que ambas partes quedaron si no del todo contentas a lo menos en algo satisfechas porque se trocaron las albardas y no las cinchas y jackie más y en lo que tocaba a lo del yelmo de mambrino el cura a su capa y sin que don quijote lo entendiese le dio por la bacía ocho real les y el barbero le hizo una célula del recibo y de no llamarse a engaño por entonces ni por siempre jamás amena sosegadas pues estas dos pendencias que eran las más principales y de más tono restaba que los criados de don luis contentarse en devolver los tres y que el uno quedase para acompañarle donde don fernando le quería llevar y como ya la buena suerte y mejor fortuna había comenzado a romper lanzas las vi a facilitar dificultades en favor de los amantes de la venta y de los valientes della quiso llevarlo al cabo y dar a todo felice suceso porque los criados se contentaron de cuanto don luis quería de que recibió tanto contento doña clara que ninguno en aquella sazón la mira al rostro que no conociera el regocijo en su alma el regocijo no perdón el regocijo el regocijo en su alma estaba resplandeciente brillaba de felicidad zoraida aunque no entendía bien todos los sucesos que había visto se entristecía y alegraba a bulto conforme veía y notaba los semblantes a cada uno especialmente de su español en quien tenía siempre puestos los ojos y traía colgada el alma el ventero a quien no se le pasó por alto la dádiva y recompensa que el cura había hecho al barbero pidió al escote de don quijote con el menoscabo de sus cueros y falta de vino jurando que no saldría de la venta rocinante ni el jumento de sancho sin que se le pagase primero hasta el último ardite todo lo apaciguó el cura menos mal y lo pagó don fernando menos mal que ahí había gente con talante y con con con pasta vamos y con dinero y con poder puesto que el oidor de muy buena voluntad había también ofrecido la paga y de tal manera quedaron todos en paz y sosiego que ya no parecía la venta de la discordia del campo de agramante como don quijote había dicho sino la misma paz y quietud del tiempo de ottaviano de todo lo cual fue común una opinión que se debían dar las gracias a la buena intención y mucha elocuencia del señor cura y a la incomparable liberalidad de don fernando pues entre el cura y don fernando han arreglado la situación que ya era difícil el uno con la pala