1872. Tomar la decisión de educar a nuestro miedo 6cd19

Muy buenos días. He estado unos meses grabando audios al final de lunes a sábado, excepto en los momentos en los que no grababa, pero en general con la idea de publicar de lunes a sábado y hay alguna que otra razón no muy importante para volver a los cinco audios de lunes a viernes. La razón principal es una sensación.

Creo que está bien de lunes a viernes y el sábado un recopilatorio, lo que se ha dicho, y el domingo descansamos. Voy a volver a eso. Como te digo, no hay ninguna razón en específico así muy... es una sensación. Cuando estoy más o menos bien de la cabeza no me cuesta nada hacer audios. Hay que ponerle horas, hay que estar... sobre todo para mí el esfuerzo es estar bien. Para hacer esto tengo que estar mínimamente bien de la cabeza.

Y bueno, soy una persona como todo el mundo que muchas veces está mal de la cabeza. Cada uno con lo suyo. El que le dé por enfadarse, el que le dé por entristecerse, a mí me da por abandonarme, entrar en una pereza insondable. Pues cuando caigo en esos vacíos, que antes caía mucho, cada vez es menos, pues me pasa esto. He descubierto una cosa, creo, y es que cuando avanzo caigo en un vacío de estos.

Y dices, pero no, tendría que ser al revés. Si ya no tienes miedo no caes en ese vacío. Es como una protección. Pero bueno, ¿y ahora qué? Ahora ya no te importa nada, ves la vida tal. El miedo dice, ¿qué es esto? Vamos a ponernos perezosos y a evitar. Me gusta mucho esta manera de encarar lo que es el miedo no como un enemigo, el miedo no como un problema, el miedo como información.

Y lo único que hay que hacer es descifrarlo, descodificarlo. Viene como miedo, una sensación de cada uno como sienta el miedo. Yo el miedo lo siento principalmente como haciéndome pequeño y evitando. Y no me refiero a una confrontación con otra persona o algo así, sino más bien conmigo mismo, evitando vivir. Y yo el miedo siempre lo he interpretado como si estás evitando es que te ha pillado un de miedo.

Porque lo miraba negativamente. Te ha podido el miedo, te ha atacado el miedo y te ha podido. No tengas miedo, sigue adelante.

Y desde que empecé a verlo de otra manera es, hay ahora mismo un ataque de evitación como he tenido yo ahora hace, llevo desde unos 15 días con un ataque de esos, un mes. ¿Por qué es? ¿Qué le pasa? ¿Qué quieres evitar? Y el miedo como un niñito me dice, jolín, pues que mira lo que haces ahora, que parece que no te importa, ten cuidado, me dice el miedo.

Y claro, yo a continuación le digo, mira, es que estamos viviendo en una película tú y yo. Me dice, ¿qué? Digo, sí, sí, que nos la creemos, tú te la crees y te pones a avisarme con tensión, con evitación, con no sé qué, me desconectas el cerebro y me dejas como un vegetal. Y yo te entiendo porque crees que hay un peligro muy grande y yo también creía que había un peligro muy grande.

¿Pero cuál es la realidad? Y el miedo me dice, ¿cuál cuál es? Que no hay peligro. ¿Qué me dices? Dice el miedo.

Yo le digo que no hay peligro, que mientras no venga alguien con una pistola o similar, que no hay peligro. Y me dice, ¿pero si eso no lo trabajo yo? Digo, claro, ¿por qué? Porque este miedo no es el miedo que toman las riendas del cuerpo ante cualquier situación y uno no se entera, uno echa a correr o uno se desvanece.