Visitación de la Virgen Maria ( ciclo C ) 6q3x5o

Concluye el mes de mayo, el mes consagrado especialmente a la Virgen María, y en este último día, 31 de mayo, se celebra la fiesta de la visitación de la Bienaventurada Virgen María. Recordamos como en el momento en el que el arcángel Gabriel anuncia a María que va a ser la madre del Señor, le dice, ahí tienes a tu pariente Isabel, que a pesar de su vejez ya está de seis meses.

Entonces, lo primero que tenemos que subrayar de esta fiesta de la visitación, culminación del mes de mayo, es que María nos enseña a servir. La conclusión de nuestra devoción a María es en todo amar y servir. María se olvida de sí misma y se pone en camino para servir a su pariente Isabel.

Segundo lugar, en esa visita se dan a luz dos de las oraciones marianas más maravillosas. Una es la del Ave María. El Ave María, que en su primera expresión está pronunciada por el arcángel Gabriel, Dios te salve María, llena eres de gracia.

Y en la segunda parte de ese Ave María es Isabel, la que de sus labios al ver a María y ver cómo la criatura salta en su vientre, dice, bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. O sea, que esa oración del Ave María ha nacido del arcángel Gabriel y de Isabel.

Pero hay otra segunda oración todavía, porque María en ese momento, al recibir esa salutación de Isabel, responde con la oración del Magnificat. María dijo, proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador. Y allí se pronuncia por primera vez esa oración del Magnificat, que la Iglesia reza todos los días en la oración de vísperas.

Pero hay también un tercer aspecto que creo que tenemos que subrayar.

Dice, María se quedó con Isabel unos tres meses y volvió a casa. Se quedó unos tres meses hasta que Isabel dio a luz y volvió a casa. Un aspecto en el que pocas veces pensamos es, y mientras tanto, ¿José dónde estaba? José estaba en Nazaret y esas dudas de José, de las cuales nos habla el Evangelio de Mateo, pues estarían aconteciendo. En el corazón de José existiría esa lucha interior que finalmente fue iluminada por Dios.

Y María estaba en la distancia, a unos 150 kilómetros, en la Incaren, en la distancia, a buen seguro que orando por José, porque sabía que estaba en un momento, en un momento de prueba importante. Y en esa visitación de María Isabel, que es toda gozosa, también está oculto en el corazón de María ese orar por José, para que también él entendiese que era parte de este designio de salvación.