
La vida elísea | Capítulo 6: La esclavitud del pecado 5h603v
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Hago la lectura del capítulo 6 del segundo libro de la trilogía recibida por Robert James Lees (1849-1931). Luego en el comentario repasamos algunas cosas del texto. Esta obra fue dada por Aphraar, que es el espíritu, el desencarnado que, a través de Robert James Lees, nos contó la historia de su vida tras la "muerte". Entre otras cosas, en este capítulo, Aphraar y un amigo se encuentran con una situación muy ilustrativa sobre el tema de la influencia de espíritus en las personas todavía encarnadas. El libro está escrito hace unos 120 años, y es la historia de la vida de Fred en el mundo espiritual. Página correspondiente, con el texto, etc.: https://www.unplandivino.net/ve-6/ ___ La página que recopilará todos los enlaces (audios, etc.), donde introduzco esto es: https://www.unplandivino.net/transicion/ 3385r
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Buenas, bienvenidos a este audio de unplandivino.net. Vamos a seguir con el
capítulo 6, La esclavitud del pecado. Se titula del libro La vida elísea.
Recordemos, el pecado simplemente que es muy importante porque ya tenemos nuestra
responsabilidad que depende por completo de nosotros, digamos, a nivel del alma y
está afectada por todos los errores que hemos cometido cuando ya somos
mayorcitos, que llamamos pecados a esos, porque nosotros somos los encargados de
desarrollar o no la voluntad para darnos cuenta de lo que es o no es amoroso y
eso es esa sensibilidad sobre el pecado y las consecuencias del mismo en vez de
estar en la actitud de víctima y esas cosas. Bueno, pues todo eso lo vamos a
ver aclarado bastante bien en este capítulo y en el siguiente y si tenemos
fuerzas después de leer esto, que como siempre tiene muchos frutos, que muchas
veces están muy entrado ya el capítulo, vais a ver que interesante
porque nos va a dar una perspectiva. Bueno, no hago spoiler, que dicen.
El tema es que a lo mejor después vamos a ver también algo sobre el capítulo 6
también del primer libro donde se hablaba, empezaban a hablar ahí bastante
bien del tema, sobre un parrafito que quiero que tengamos en cuenta. Entonces
le estoy dando bastante ritmo a las traducciones porque por un lado en
realidad hay que ir más despacio, ¿no? Pues cada capítulo tiene muchas joyas pero
como no sé cuándo voy a volver a tener tanto tiempo para esto, ya que quizás
algunas decisiones o algunos eventos críticos pueden estar cerca a nivel
individual o lo que sea, ¿no? Colectivo, vete a saber, pues. Bueno, voy a intentar en
estos dos o tres meses a ver si acabo los dos libros que faltan. Este es el
segundo. Y nada, vamos a
a leer este impresionante también. Capítulo la esclavitud del pecado. Dice
dos de mis interlocutores por carta temen que yo haya infravalorado el poder y la
influencia del pecado en a través de las nieblas. O sea, en ese primer libro. Les
sugiero que relean la historia de la cosecha de los celos y confío en que así
esta impresión desaparezca. itiré que me abstuve de hacer el
volumen negro e intimidatorio mediante la narración de experiencias
horripilantes consecuentes al pecado, pues estaba más ansioso por representar
con justicia la vida después de la muerte tal como la he encontrado y como tú, mi
lector, la encontrarás. Más que colorearla de acuerdo a concepciones
terrenales o de creencias. Siguiendo el ejemplo de Cristo, prefiero
encantar el oído con la historia de un amor infinito antes que detenerme con
persistentes granidos en las penalizaciones en que incurren los hijos
rebeldes. Con la mano maestra de un genio
verdaderamente divino, Cristo redujo todo el campo de acción de la redención del
mundo y lo llevó al ámbito de su parábola del hijo pródigo.
Causa, efecto, método y expiación se exponen allí con la debida consideración
a la ley de la perspectiva espiritual y la historia se deja como modelo de
trabajo para que todos los que vinieron después de él la copien.
Si leo bien esa lección, no es tanto el sufrimiento provocado por la prodigalidad
del muchacho en lo que Cristo quiere que me detenga, aunque tuvo
forzosamente que tocarlo para medir la profundidad de la caída del pródigo, sino
que me parece que se apresura a alejar los tristes efectos lo más rápidamente
posible trayendo al desterrado a su sano juicio, donde recuerda la vida
hogareña y todo lo que se ha perdido. Abre cita, hijo acuérdate, cierra cita.
Eso, hijo acuérdate, me parece no sólo el exquisito toque de agonía que Cristo
infunde al tormento del infierno, sino que lo convierte en el divino
incentivo para levantarme e ir a mi padre.
Levantarme e ir a mi padre es una cita que pertenece a esa parábola, o bueno, esa
historia que luego leemos. Sigue. Ah, el poder flagelante y excitante del
reconocimiento de lo que se ha perdido. El contraste de lo que podría haber sido
con lo que es.
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